
Esta mañana nos hemos puesto en contacto con el doctor Ferrán Campillo, pediatra y asesor del Comité de Salud Medioambiental de la Asociación Española de Pediatría que estos días ha advertido del grave riesgo que supone para la salud auditiva de niños y bebés su exposición a conciertos, festivales o cualquier otro evento con altos niveles de ruido, por lo que ha desaconsejado llevar a los menores a este tipo de espectáculos.
Los pediatras han aseverado que, en espectáculos de música en vivo diseñados para adultos, las mediciones habituales muestran que el sonido alcanza entre 110 y picos de 130 decibelios (dB) cerca de los altavoces, niveles suficientes para provocar «daño auditivo irreversible en cuestión de segundos».
Como han explicado, el oído de bebés y niños pequeños es especialmente vulnerable porque sus estructuras auditivas aún están en desarrollo y carecen de mecanismos de protección frente a la intensidad del sonido.
Maluma
El cantante y compositor colombiano Maluma, que se encuentra en plena gira, ha interrumpido recientemente un concierto en Ciudad de México para llamar la atención a una espectadora que había asistido con su hijo pequeño. El artista hizo hincapié en la irresponsabilidad que le parecía exponer a un bebé a ruidos tan fuertes y recomendó a la madre que al menos la próxima vez le protegiese los oídos.
«¿Cuánto tiene, un año?», ha preguntado Maluma tras detener la actuación y refiriéndose al niño, tal y como puede verse en un vídeo que ya circula por redes sociales.
«Usted cree que es una buena idea traer un bebé de un año a un concierto donde los decibelios están en la puta mierda, donde el sonido está durísimo…? Ese bebé no sabe ni qué está haciendo aquí. La próxima vez protéjale los oídos, o algo», ha increpado, mientras una gran parte del público aplaudía su intervención.
La OMS
En línea con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los pediatras han señalado que la población infantil no debe exponerse a más de 85 dB durante periodos superiores a una hora, además de que a partir de 70 dB la exposición prolongada ya implica riesgo.
Ante las dificultades para reconocer los efectos de una sobreexposición al ruido en lactantes, que no pueden comunicar molestias como pitidos o pérdida de audición temporal, el Comité de Salud Medioambiental de la AEP ha aconsejado a familiares y entorno prestar atención a posibles signos de alerta después de un evento ruidoso.
Entre ellos, ha apuntado a llanto inconsolable o irritabilidad repentina, sobresaltos exagerados o persistentes ante sonidos, parpadeo frecuente o gestos evidentes de incomodidad, apatía o somnolencia anormal, falta de reacción ante sonidos habituales y movimientos repetidos de frotarse los oídos o tocarse la cabeza.
Al hilo, ha indicado que los efectos de un trauma acústico agudo no siempre son inmediatos y pueden incluir consecuencias como pérdida auditiva temporal o permanente; acúfenos, esto es, pitidos, que en lactantes solo se deducen por su comportamiento; y daño neurosensorial irreversible.
CÓMO PROTEGER EL OÍDO EN EVENTOS RUIDOSOS
La AEP establece que los lactantes y preescolares no deberían asistir a conciertos o festivales de adultos, incluso aunque utilicen protección auditiva, una recomendación que afecta a todos los menores de seis años.
En el caso de niños de seis a 12 años, los pediatras indican que la asistencia solo debería considerarse si el evento está adaptado, es decir, si cuenta con un volumen controlado y zonas seguras, y cumpliendo siempre todas las medidas de protección.
Para adolescentes mayores de 12 años, ha señalado que sigue siendo imprescindible usar la protección adecuada, respetar los tiempos de exposición y evitar situarse cerca de los altavoces, limitando además la frecuencia de estas exposiciones.
En esta línea, los especialistas han aconsejado que los niños usen orejeras específicas para su edad y piden evitar los tapones pequeños por el riesgo de atragantamiento. Además, han sugerido mantener al menos 30 metros de distancia de los altavoces y situarse en zonas laterales.
A este respecto, han recomendado no permanecer más de 30 minutos o una hora en entornos con niveles sonoros superiores a 85 dB, alternar la estancia con zonas tranquilas para permitir que el oído descanse y evitar recintos cerrados o con mucha reverberación donde el sonido se amplifica. En este punto, han apuntado la utilidad de algunas aplicaciones de medición del sonido para conocer la exposición real.
En cualquier caso, han prevenido a los adultos para que estén atentos a los niños durante y después del evento, vigilando si dan signos de incomodidad o cambios en su respuesta a los sonidos. Si se detectan cambios en la audición o en la conducta relacionados con el sonido, han instado a consultar al pediatra.
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