¿Qué es evangelizar en redes? Néstor Artola, Miembro de EKO-ACG y Profesor de Filosofía, responde en el espacio «Evangelio 3.0» que «evangelizar es llevar el evangelio a los distintos ambientes, es llevar la Buena Noticia (eu-angelion) a todas las personas, para que así puedan conocer a Jesús y su proyecto. En el programa anterior de esta temporada, ya comentamos qué son las redes y cómo funcionan. Teniendo esto en cuenta… podemos resumir en algunos puntos el talante que el cristiano,-a debe tener en las redes sociales, para así poder evangelizar».
¿Es suficiente hacerse presente?
1. Hacerse presente no es suficiente, aunque hay que estar. Hay que estar compartiendo la “Buena Noticia”, seguir a Jesús nos hace bien.
Objetivo: cuidar el contenido pero también la forma.
Nos podemos preguntar: ¿De mis últimas publicaciones, con cuál anuncio Evangelio realmente?, ¿Cuál de esas significa un mensaje de amor de parte de Dios para quien la lee?
2. Ser más que el teleberri católico.
Compartir las actividades de la parroquia, del movimiento, de la Diócesis…está bien… pero,
Nos podemos preguntar: ¿A alguien que necesita consuelo y esperanza, le servirá de algo saber que el Obispo acaba de confirmar a 120 niños y niñas?
3. Cuidado con saturar…
Compartir fotos de lo que hacemos está bien, pero hay que elegirlas bien, centrarlas, seleccionarlas…
El objetivo no es poner todas las fotos de todo lo que hacemos, sino compartir la Buena Noticia
de la actividad.
Nos podemos preguntar: ¿de todas estas fotos, cuál refleja mejor que ha sido Buena Noticia?
4. Nos acompañamos, nos animamos, hacemos comunidad.
Compartir conocimientos, contenidos está bien. Pero tiene que haber mucho de acompañamiento real, de conversaciones «uno a uno», de consejos, de preguntas y respuestas.
Objetivo: convertir las redes en una gran cafetería donde podemos sentarnos con la gente a charlar, estar, compartir vida, hacer amistades…
Así podemos acompañar a aquellos que más necesitan de esperanza, consuelo y amor.
Si cada red tiene su lenguaje y su público concreto… ¿Cómo afecta esto a la evangelización?
5. Escoger bien el momento, el lugar y la herramienta.
En función de lo que quiero compartir y de a quién quiero que vaya dirigido, tengo que elegir el medio para publicarlo.
Objetivo: que el contenido de mi publicación llegue a quien realmente quiero que llegue. ¿Quizás para la reunión de coordinación es mejor un grupo de Whatsapp no? Y al mismo tiempo, para que la gente vaya a tu evento, no es tan buena idea poner todas las fichas a un evento en Facebook y esperar a que el salón se llene de gente nueva.
6. Cuidar la naturaleza de las herramientas y los grupos.
Cada herramienta tiene su función y su razón de ser. Conviene respetarlas.
Objetivo: no mandar todo por todos los medios y herramientas.
Los grupos de whatsapp son muy funcionales, pero no son Facebook… cuidado con compartir fotos, videos y demás, porque eso satura y desvirtúa el grupo, hasta el punto de que puede dejar de ser realmente efectivo para comunicar.
¿Algo a evitar?
7. Evitar las frases “cliché”.
«Ven a vivir nuevas experiencias», «Jesús te espera», «Conocerás nuevos amigos», «Talita Kum, Joven Levántate», «Una experiencia que no olvidarás»…. ¿Te suena todo esto?
Objetivo: Comunica tu experiencia de encuentro más que las frases que has escuchado hasta el cansancio.
La gente se cansa rápido de las frases grandilocuentes, clichés, clickbait…
8. Evitar las frases “cliché”.
Las discusiones que no hacen más que alejarnos los unos de los otros y que no solo aleja a los que discuten sino a todos, no tienen ningún sentido.
Objetivo: Compartir siempre en clave de crear puentes.
Es claro que el rol del profeta es anunciar y denunciar, pero al mismo tiempo debe preguntarse antes de publicar algo: ¿edifica, construye, da esperanza, es una Buena Noticia, quien lo lea recibirá algo de parte de Dios? Quizás, aunque sea verdad lo que quiero compartir, no ayude a nadie.
Como conclusión…
Así resume el papa Francisco, en un tweet de su cuenta @Pontifex_es, el talante que el cristiano debe tener en las redes sociales:
“El estilo cristiano es el de las Bienaventuranzas: mansedumbre, humildad, paciencia en el sufrimiento, amor por la justicia, capacidad de soportar las persecuciones, no juzgar a los demás…».
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