Conste que yo creo, como todos, que está feo eso de criticar a alguien cuando la persona en cuestión no está presente para poder defenderse, pero en este caso convendréis conmigo en que es tal la capacidad de defensa de Alberto González Amador, novio de la presidenta madrileña Isabel díaz Ayuso, que ha podido hasta inhabilitar con un golpe de tupé al mismísimo fiscal general del estado, que lo de que no está aquí para defenderse no aplica. Este señor no es que se defienda, es que lo defienden. Y mira que es trabajoso excusarle.
Mientras tu vecina al comienzo de la pandemia, sacaba retales de telas viejas guardadas por casa para confeccionar una a una precarias mascarillas con que proteger a los sanitarios, había personas en sus casas, en ese mismo instante, preguntándose: «¿Cómo podría hacer yo para sacar tajada de esto?» En eso estaba González Amador, que terminó cobrando 2 millones de euros en comisiones por traer del extranjero guantes y mascarillas. El tipo podría haberse dado por satisfecho, retirarse, como quien consigue el pelotazo de su vida y aprovechándose de la necesidad ajena, se hace de oro sin que nadie repare en su dicha, pero no. Decidió no declararlo a Hacienda, un fraude fiscal que el mismo reconoció de más de 350mil euros, elaborando un disparate de facturas falsas, entre las que se desgravó, entre otras peripecias, un saxofón, un Rólex, el arreglo de su porche, pelotas de padel, desodorante y la compra de hilo dental.
Desde luego para Amador lo de que la crisis en chino se llama oportunidad se lo autoaplicó bien, y eso que la cita es una estafa!! Crisis en chino es 危机 (wēijī) y oportunidad en chino es 机会 (Jīhuì) y jopé, suenan, ¡justo al reves! En fin, la historia ya es conocida, pero yo lo que quería hoy era proponer algo que dirán los letrados, no es delito, pero mira, debería serlo, añadiéndose como anexo al código penal si hace falta, como la Disposición derogatoria sobre peligrosidad de la vergüenza ajena, también podríamos llamarla ley de Vagos y Mareantes, con ERRE, y que prohíba de forma expresa ser…. tremendo hortera.
Gonzalez Amador, autopercibiéndose como una especie de James Bond de los negocios, bautizó a su empresa bajo el elegantón nombre de Maxwell Cremona, de la que él era el único socio. «No me llames defraudador confeso, llamame Cremona, Maxwell Cremona». No sé a vosotros pero a mí me recuerda a cuando Homer Simpson se cambió el nombre por uno que consideraba con más caché que el suyo haciendose llamar Max Powel.
Ya me diréis si no debería ser delito. Pero es que podía quedarse ahí la cosa, que ya sería grave, y no ha sido así: no para! esta semana eldiario.es ha desvelado que Alberto González Amador dispone de un correo corporativo en el gigante sanitario Quirón como “director de proyectos” pese a que siempre ha alegado que era solo un proveedor externo. Vamos como si yo digo que no tengo nada que ver con Radio Popular pero luego te digo que me escribas a a argandona@radiopopular.com. Solo que con una diferencia, de nuevo, Alberto se ha cambiado el nombre oootra vez: su identidad secreta es… Alberto Burnet González, que me aspen, es como se hacía llamar Sony crocket, el de corrupción en Miami, cuando se infiltraba entre los malos, ¡¡Sony Burnet!! Dice Isabel Diaz Ayuso que su novio puede ponerse «el correo electrónico que le dé la gana», literalmente. Bueno, con la ley actual en la mano, sí que puede, con mi propuesta de ley de Vagos y Mareantes contra la vergüenza ajena ,ya veríamos.
¡Feliz lunes a todos!
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