La dolorosa e inesperada derrota en San Mamés ante el Cádiz CF echó por tierra las cuentas que muchos se hacían antes del partido. Una victoria hubiera dejado al equipo quinto, a dos puntos de la Champions. A pesar de los muchos empates acumulados, los rojiblancos estaban, una vez más, en disposición de dar un salto cualitativo en la clasificación. Fallaron. Llueve sobre mojado.
No es cuestión de este entrenador, ni tan siquiera de esta plantilla. Parece un mal endémico. Desde el doblete de los 80, el equipo ha ido perdiendo poco a poco carácter ganador. La situación no ayuda a una filosofía tan especial, pero tampoco el conjunto de Clemente era favorito ante el Barca o Real Madrid de la época. Ahora hay mayor diferencia, lo sabemos. Nadie les exige que ganen el campeonato, pero cuatro años sin pasearse por Europa parecen ya demasiados. Hay honrosas excepciones como los dos títulos de la Supercopa, o alguna clasificación Champions, pero gotitas en un mar de decepciones. Llegar a las finales es importante, pero perderlas todas tampoco es normal.
Mal de altura
En el momento en el que los leones se ven en la zona noble de la tabla, comienza la ruleta rusa. Cuando llega un equipo necesitado a La catedral, todos a temblar. El famoso equipo aspirina. Con Ernesto Valverde se logró cierta regularidad que nos hizo pensar que esos tiempo podían quedar atrás. Sin embargo, han vuelto con fuerza. Estoy con Marcelino, no se puede perder en casa ante Rayo Vallecano y Cádiz. Una vez es un accidente, dos empieza a marcar un patrón. El tiempo nos indicará cuán grave es la cosa.
Decía Iñaki Williams en la sala de prensa «Jose Iragorri» que no se trata de un problema de vértigo por estar entre los mejores de la liga, sino de «falta de ambición». Peor me lo ponen. El mal de altura puede tener causas desconocidas, de diagnóstico difícil, pero conformarse con estar dónde están y dejar pasar oportunidades como la del equipo gaditano, es inadmisible. ¿Les vale con estar en una zona tranquila? No me lo creo. Creo que «la pantera» no pensó bien su respuesta, porque si la razón de todo es falta de ambición, mejor que bajen la persiana.
El por qué de Marcelino
¿Por qué el equipo pega un petardazo cada vez que puede dar un salto de calidad? Cada uno tiene su teoría. La de Marcelino no quiso revelarla públicamente, pero pone el foco sobre los futbolistas. ¿Poca ambición?¿Conformismo?¿Mal de altura? Puede haber un poco de todo, salpimentado con una escasa exigencia por parte de todos: club, afición o prensa. Se extrañaba Marcelino con que el público no hubiera pitado al equipo con el papelón hecho ante el equipo de Alvaro Cervera. Nadie quiere que San Mamés se parezca a Mestalla u otros estadios, pero a lo mejor un toque de atención a tiempo puede venir bien.
El Athletic Beti Zurekin no siempre es positivo. Si los jugadores saben que los athleticzales van a estar siempre con ellos, pase lo que pase, eso puede llevar a algunos jugadores a no poner siempre el 100%. No hay consecuencias más allá de algunas críticas puntuales y generalmente constructivas, como esta.
Siguiendo este patrón, el duelo del Ciutat de Valencia del próximo viernes 19, se presenta como un reto mayúsculo. Los leones visitarán a un Levante que acumula 21 partidos consecutivos sin ganar. La tercera peor racha histórica de La Liga. Ahí te quiero ver Athletic.