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La Supercopa del Athletic, Real Madrid, Barca y Atlético no tendrá apenas seguidores de estos equipos. Sin aficionados se pierde la esencia. Lo dije durante la pandemia y lo mantengo en este caso. Claro que habrá aficionados en las gradas, pero apenas unas docenas de los cuatro equipos participantes. Al margen de familiares, solo dos aficionados viajaban en el chárter oficial del club rojiblanco. Muchos me parece si tenemos en cuenta el desorbitante precio que se solicitaba desde la agencia de viajes oficial del club. No queda otra que poner la tv y sintonizar La Emoción del Bacalao.
La Federación Española saca la calculadora y se aísla de las críticas. El negocio es el negocio. A la entidad que preside Rubiales le caen 40 millones de euros por edición. Un parte para ellos, otra para los equipos participantes, la subvención para los equipos modestos que sobreviven gracias a esta ayuda, etc. Todos ponen la mano y miran hacia otro lado. La pasta es la pasta.
¿Y por qué no?
El Athletic parte como el vigente campeón. No es el favorito de su semifinal y mucho menos del torneo, pero tampoco lo era la pasada edición. El sistema de competición y los rivales te obligan a cuajar dos partidos casi perfectos, pero el Athletic está capacitado para hacerlo. El Atlético de Madrid es un rival temible, pero tampoco atraviesa por su mejor momento. A estas alturas ha encajado 14 goles más que el año pasado. Todo puede suceder.
La inclusión de Yuri Berchiche en la lista de 24 parece más una forma de hacer piña e ir integrándole en la dinámica de grupo que otra cosa. Tras 9 meses fuera de los terrenos de juego no parece que vaya a ser relevante para esta competición. Ojalá pueda tener algún minuto. Veremos. Asier Villalibre está ya a disposición de Marcelino. Una buena noticia tras lo demostrado el año pasado. La trompeta no debe faltar en la maleta por si acaso.
Si los leones son capaces de apear al conjunto colchonero, llegará luego el Real Madrid o Barca. Los de Ancelotti son claros favoritos. Lo mejor sería jugar la final contra los de Xavi Hernández para que no tuvieran más tiempos que los leones para preparar el cruce de octavos de copa en San Mamés.
