La derrota de Son Moix decepcionó a todos los seguidores rojiblancos empezando por su entrenador que tuvo que pedir perdón tras firmar la peor primera parte del curso futbolístico. No se entiende como este equipo repite sistemáticamente los mismos errores cuando están a un pasito de meterse, acechar o acercarse a un objetivo como Europa.
A estas alturas es ya fútbol ficción, pero de haber ganado, tendríamos al Athletic Club a dos puntos de Champions (con un partido más) y se habrían quedado a un punto de la Real Sociedad, que marca la frontera continental. Este dato es más doloroso, si cabe, porque los vecinos son el próximo rival y se les podía haber adelantado en la tabla al abrigo de San Mamés, con el impulso anímico que hubiera supuesto en Bilbao y el hundimiento generalizado en Donostia. Era, lo que llaman ahora, un win win.
Contexto de temporada
Caer derrotado en Mallorca puede que no entrara en los planes o en las cuentas de muchos, a pesar de las ausencias, pero no debemos ser tremendistas. Es tan solo el segundo KO de la temporada a domicilio y eso a estas alturas del campeonato es una buena señal.
Ello no es óbice para señalar que el mensaje de Marcelino no ha terminado de calar. Puede que sea un accidente, pero el rostro del técnico de Careñes en Palma llevaba un punto de preocupación, o al menos eso intuí yo desde el fondo de la sala de prensa. Sabe que el equipo se le desmoronó la temporada pasada al centrarse en las copas y quiere evitar, a toda costa, poner todos los huevos en el cesto del torneo federativo para no revivir ese amargo final de campeonato.
Predicar en el desierto
De ahí que el entrenador asturiano repita, cada vez que comparece delante de un micrófono, su discurso ambicioso y ganador sin importar la competición, el rival y los cambios. Un mensaje destinado a jugadores, prensa y aficionados. Lo más fácil es controlar lo que tiene más cerca, y si no puede, volveremos a las andadas. Ese es el mayor miedo de Marcelino. Repetir los mismos errores. Si para ganar una copa hay que dejar de mencionar la Gabarra, lo haremos. Si para aspirar a Europa hay que olvidarse de la clasificación y obviar que ganando determinados partidos pueden dar un paso de gigante hacia ese objetivo, lo haremos también, pero creo que ese no es el problema. Hay que vivir con mayor naturalidad todo esto.
Puede que el mister rojiblanco pecara de un puntito de populismo cuando negó que la saturación de partidos fuera el problema del equipo y recordó que hay muchas familias con verdaderas necesidades para llegar a final de mes, pero eso no quita para que tenga razón y cada uno asuma su rol.
Llega el derbi
El domingo comprobaremos si lo de Mallorca ha sido un accidente, como lo del Rayo o Cádiz, o hay algo más detrás de esa derrota. A este equipo, en general, no se le critica por perder, sino por el modo de hacerlo. No recuerdo palo alguno tras caer en el Bernabéu. Cuando pones el 100% de intensidad y trabajas con ahínco para ganar, el resultado, para la mayoría de aficionados, pasa a un segundo plano dentro de unos límites. No fue el caso. Ojalá los miedos de Marcelino no se conviertan en pesadilla.