No es una realidad nueva: paleontólogos, arqueólogos y científicos en general siempre han intentado velar por que las prospecciones en la naturaleza se realicen por profesionales. De ahí que siempre hayan aprovechado sus exposiciones públicas para intentar divulgar sobre que hacer si, por ejemplo, nos encontramos con un fósil en la montaña. Pues bien, un reportaje publicado recientemente por la revista impresa y digital Letras Libres, ha mostrado en uno de sus últimos números lo atractivo que puede ser para los excursionistas de a pie, sentirse «arqueólogos por un día». El reportaje muestra a una serie de personas adentrándose en la naturaleza con el deseo de descubrir su patrimonio escondido.
Es lo que hacen por ejemplo los denominados ‘piteros’, personas que adquieren un detector de metales y buscan armas de la Guerra Mundial o monedas romanas por ejemplo, para llevárselas a casa y coleccionarlas o venderlas. Lo que se han encontrado en este reportaje en concreto, sin embrago, parece haber sido otra cosa: frustración, molestia y hasta enfado por parte de muchos profesionales de este tipo de búsquedas: los científicos.
"Hace unos días, en Navidad, hacía calor. Salimos al campo, donde ya verdeaba el trigo. Hileras simétricas, siembra directa. Los pájaros no tienen nada que rascar, la semilla está dentro de la tierra." Por @marianogistain https://t.co/cNzxIPKQf8
— Letras Libres (@Letras_Libres) February 6, 2023
Esta capítulo ha parecido colmar un vasco que para muchos paleontólogos ya es un asunto añejo: el del intrusismo que supone este tipo de experiencias vitales. Para paleóntologos muy conocidos como el youtube Pakozoico, el problema no radica tanto en lo laboral, como en el estropicio que puede suponer llevarse una pieza sensible a casa de cara a su posterior estudio. Cuando aparece un fósil, es tan importante como la propia pieza, el estudio del lugar exacto en el que se ha encontrado, porque los restos geológicos que la circundan aportan mucha infirmación.
Sobre el tema de los ‘arqueólogos autodidactas’ y ‘piteadores’ no podía no pronunciarme: https://t.co/IOU6YUXgIn
— F Gascó – Pakozoico 🏳️🌈 (@El_Pakozoico) February 8, 2023
Deigual manera ocurre con piezas utilizadas por el hombre, cuya sustracción no solo acarrea dificultades para un posible estudio de un yacimiento, sino que puede constituir un expolio. Eso ha opinado en las redes Inde Marisancho, Directora General de Patrimonio del Gobierno de Aragón:
El uso de detectores de metales sin autorización es un DELITO.
Todos los esfuerzos que dedicamos a concienciar de esto a la sociedad se echan por tierra con artículos así. Deberíamos haber concienciado primero a la prensa?
Lo que hacen los piteros es expoliar. No los blanqueéis! https://t.co/CnkDLXAvnk— Inde Marisancho (@Inde) February 6, 2023
No han sido los únicos en mojarse. También El Barroquista, o su nombre real, Miguel Ángel Cajigal Vera, ha utilizado su enorme repercusión en las redes para mostrar su enfado con mucha ironía. Cajigal es historiador del Arte y la Arquitectura, y ha publicado un texto en el que apunta con sorna: «¿Cómo? ¿Que los piteros sois apasionados de la arqueología y si no fuese por vosotros habría un montón de historia que no se conocería?»
Si bien es cierto que hay muchas personas que salen a la naturaleza a la búsqueda del fósil de las monedas romanas de turno, es posible que la mayoría de casos de expolios puedan resultar accidentales. Que lo hagan, en definitiva, por azar. Para ellos, la normativa es clara al respecto, si vemos un fósil, deberíamos tomar una foto con tu smartphone y después llama desde otro móvil a la policía. De esta manera podremos describir el fósil al funcionario que nos atienda. Otra opción es enviar un email a un grupo especializado de Patrimonio Histórico, pero nunca recogerlo, y menos aún llevárnoslo.