Transcurrido casi un tercio de campeonato, el Athletic se codea con los mejores de LaLiga, tal y como refleja la clasificación. Los leones son quintos con 21 puntos después de 12 jornadas disputadas y antes de recibir en San Mamés a un Celta en descenso, ofuscado con el arbitraje. Nunca se puede dar nada por ganado antes de tiempo, pero los rojiblancos disponen de una gran oportunidad de irse al tercer parón de selecciones en una posición privilegiada.
La victoria en La Cerámica dejó alguna sombra en el tramo final del partido, pero no podemos quitar valor al triunfo del equipo. Puede que haya habido partidos más redondos, incluso de más control, pero el acierto lo cambia todo. Hacía más de una década que el submarino amarillo no encajaba semejante tunda en la primera parte y eso es, principalmente, gracias a la pegada. Comenzar el partido marcando te da el punto de confianza que necesita un rival en horas bajas que sigue teniendo jugadores de mucha clase, pero en defensa son un mar de dudas. Baza que el Athletic supo aprovechar como hacen los equipos que presumen de regularidad.
Vuelve el mejor Galarreta
Valverde recuperó a su pareja titular en el centro del campo. Galarreta y Vesga siguen sumando un poco más que el resto de parejas que hemos visto hasta el momento. El de Eibar ha elevado las prestaciones del equipo y se consolida ya como uno de los líderes del equipo. (https://nwgapublichealth.org/) Eso sin contar que se estrenó como bacaladero 12 años después de debutar en el Parque de los Príncipes. No fue un partido perfecto porque los locales también tuvieron sus oportunidades, pero eso es algo natural con la calidad que atesoran. Es la cuarta victoria en Liga del equipo en ese estadio, un dato que pone en valor lo conseguido en el viejo Madrigal.
Los dos goles finales de los de Pacheta no deben afear la victoria, pero el susto con el que acabaron el partido si merece una reflexión. No se puede dar por cerrado ningún partido en ningún momento y los jugadores que salen del banquillo deben salir a morder como si fuera su debut con el Athletic. Por una cosa o por otra, no hay partido tranquilo para los aficionados zurigorris y eso, por desgracia, es parte ya de nuestro ADN. Dicho lo cual, París bien merece una misa.
Nombres propios
El partido en Villareal nos deja algunos nombres destacados. Además de Iñigo Ruiz de Galarreta, hay que volver a subrayar el trabajo con recompensa de Iñaki Williams, el desequilibrio de su hermano Nico, con bacalao incluido, primero de la temporada, y la elegancia de Sancet, que no marcó, pero regaló el tanto a Nico en una exhibición de tiki taka que hubiera firmado Guardiola para el mejor Barça.
No me quiero olvidar de Iñigo Lekue. Debo reconocer que no entendí como Valverde no le dio ni un solo minuto a Imanol en la Copa si tenía pensado alinear al deustuarra en liga, pero lo cierto es que Lekue firmó un gran partido, frenando a Akhomach y equilibrando la línea defensiva. Me gusta el debate entre Imanol y Lekue para ocupar la ausencia de Yuri, pero creo que hay que ser un poco ponderado en las opiniones. Todas las críticas seguro que encierran parte de verdad, pero respetemos al que ponga Valverde porque los entrenadores no suelen tirarse piedras contra su propio tejado. Luego será cuestión de gustos y reconozco que espero verle más al de Gallarta.