El duelo de este domingo entre Athletic y Villarreal será especial porque Marcelino García Toral volverá a encontrarse con la que fuera su afición como entrenador de 2020 a 2022 dejando una Super Copa en las vitrinas del Museo del club. Será sin duda un momento especial para él.
En el otro banquillo Ernesto Valverde lo vivirá con más tranquilidad, pero sin olvidar que en la 2009/10 arrancó un proyecto nuevo en Vila Real sin poder llevar al submarino amarillo a buen puerto. Es el único lunar en la dilatada trayectoria del de Viandar de la Vera.
Valverde ha triunfado o cuando menos ha cumplido con creces en todos sus equipos. Ha ganado títulos con el Athletic, Olympiacos o Barça. Llevó al Espanyol a una final europea y recondujo la marcha de un Valencia que quiso retenerlo cuando ya tenía apalabrada su vuelta a Bilbao.
Una cama bien hecha
Valverde se hizo cargo del Villarreal con “la mejor plantilla de la historia” del conjunto amarillo, según su presidente Fernando Roig. Venía de ser subcampeón de liga con Pellegrini y el recuerdo de haber tenido tan cerca una final de Champions en 2006. Con Valverde las cosas no salieron bien. En octubre el equipo llegó a ir colista en la competición doméstica y, aunque reaccionó, la eliminación copera ante el Celta y una derrota en casa ante Osasuna por 0-2 precipitaron su destitución.
Aún reconociendo que los resultados no fueron buenos, todo apunta a que Juan Carlos Garrido, el emergente técnico del filial, ayudó a tumbar a Valverde con la ayuda de la estrella del equipo Robert Pires que llegó a reconocer que no tenía «feeling» con Valverde. El único fracaso, si puede llamarse así, de un entrenador que se ha ganado un sitio entre los grandes del fútbol español.