El Athletic se despide del año con una derrota que deja mal sabor de boca. Volvió a pagar caro su falta de acierto. El Espanyol, práctico y certero, sacó el máximo rendimiento a sus llegadas. Último partido del año con malas sensaciones, 23 puntos, octavos -con una jornada más disputada- y poco acierto. La crónica del Athletic en Radio Popular-Herri Irratia, patrocinada por Xekun. Valverde apostó por un once reconocible con la excepción de Lekue como central, Simón, Adama, Paredes, Gorosabel, Galarreta, Jauregizar, Nico Williams, Sancet, Iñaki Williams y Berenguer en punta.
La alegría duró poco
El Athletic salió al partido con una marcha más y desde el inicio quiso mandar a través de la presión alta y el ritmo. Iñaki Williams lideró ese primer intento por ahogar la salida del Espanyol, mientras Nico buscaba el desborde por banda, aunque se encontró con un El Hilali muy firme y bien respaldado. El conjunto catalán se replegó pronto, ordenado y compacto, dificultando la circulación rojiblanca en campo rival, donde a los de Valverde les costaba encontrar claridad. Pese a ello, el Athletic fue ganando presencia. Galarreta aportó criterio y continuidad, Gorosabel apareció en ambas áreas y comenzaron a llegar las ocasiones. Roberto avisó primero con un disparo lejano que se marchó fuera, pero la respuesta rojiblanca fue inmediata: Gorosabel obligó a Dmitrovic a intervenir tras un balón suelto y Berenguer se topó con un paradón del portero perico después de una gran jugada de Nico. El Athletic insistía, acumulaba llegadas y merecía más.
El premio llegó pasada la media hora, en una acción más de fe que de brillantez. En una jugada embarullada dentro del área, Berenguer fue el más listo para adelantarse, meter la puntera y superar a Dmitrovic. San Mamés respiraba aliviado, pero la alegría duró muy poco. Justo antes del descanso, el Espanyol volvió a hacer daño donde mejor se maneja: una acción a balón parado mal defendida acabó con Romero enganchando un derechazo desde la frontal, imparable para Unai Simón. Un empate que cayó como un jarro de agua fría. El descanso dejó una sensación clara. El Athletic había sido superior, tuvo el balón, la intensidad y las mejores ocasiones, pero volvió a pagar su falta de acierto, sostenido además por un gran Dmitrovic. El inicio de la segunda parte confirmó que el golpe había dolido, con Gorosabel viendo pronto la amarilla y el equipo obligado a rehacerse rápido para que el esfuerzo no quedara en nada.
Otra vez al empezar
El Athletic salió a la segunda parte con intención y mordida. Nada más reanudarse el juego, Iñaki Williams tuvo dos buenas ocasiones que se estrellaron contra un Dmitrovic de nuevo decisivo. Los rojiblancos apretaban tras pérdida y apenas dejaban respirar a un Espanyol que sufría para tener el balón, mientras Nico seguía muy vigilado entre El Hilali y las ayudas constantes de Urko. Pero cuando mejor estaba el Athletic llegó el mazazo definitivo. En una acción aislada, Adama perdió un balón que tenía controlado y el Espanyol no perdonó. La jugada terminó con un pase atrás desde la derecha y el remate de Pere Milla, que puso el 1-2 con una facilidad desesperante. Otro golpe duro para un Athletic que veía cómo el rival sacaba petróleo de muy poco.
El tanto dejó tocados a los de Valverde. El Espanyol volvió a avisar en acciones de estrategia y a la contra, con Cabrera perdonando en el segundo palo y Jofre obligando a Unai Simón a estirarse para evitar el tercero. Gorosabel tuvo que multiplicarse para cortar un balón que dejaba solo a Pere Milla y el equipo parecía no encontrar respuesta inmediata al segundo golpe. Valverde movió el banquillo en busca de reacción. Entraron Guruzeta y Rego, más tarde Unai Gómez y Areso, y ya en el tramo final Robert Navarro regresó tras lesión para ocupar el lugar de Iñaki Williams. El Athletic se volcó sobre el área perica, metiendo al Espanyol atrás, pero los centros no encontraban rematador y la falta de disparo volvió a ser un lastre, con Berenguer como el único que se animaba con cierta frecuencia.
El paso de los minutos fue endureciendo el partido, con tarjetas y faltas para frenar las transiciones. Rego y Urko vieron la amarilla, mientras el Espanyol defendía con orden y oficio. El Athletic lo intentó hasta el final, incluso con algún disparo lejano más por insistencia que por convicción, pero la sensación fue clara: dominio, empuje y ocasiones sin premio, frente a un rival tremendamente eficaz.