Social y religión
Jorge Muriel, Responsable de Comunicación de la Asociación Bidesari de Pastoral Penitenciaria, repasa la actividad del Campo de Trabajo en Navidad 2022 en el Centro Penitenciario de Bizkaia, Basauri. Se celebró del 27 al 30 de diciembre. «Ha sido la X Edición. Jorge comenta que «durante estos cuatro intensos días ha habido un contraste de fe y de vida. Ha sido un Campo de Trabajo cristiano. Por las mañanas hacíamos actividades con distintos juegos. Salíamos de la cárcel para ir a comer y por la tarde se contrastaba la experiencia que habíamos tenido». Experiencias del Campo de Trabajo de Bidesari en la Cárcel de Basauri.
Participación
Ha estado dirigido a jóvenes de entre 18 y 23 años. Han participado diez jóvenes, ocho chicas y dos chicos. Han entrado en una cárcel sólo de hombres y lo han hecho por primera vez. Jorge reconoce que «hay que tener su punto de valentía. Son jóvenes que pertenecen a comunidades, a parroquias y a movimientos y hay algún joven que no está tan vinculada a la Iglesia. Es una experiencia de Dios en el mundo de la exclusión. También, una experiencia emocional».
Experiencias de Andrea y Leire
Andrea y Leire tuvieron conocimiento de este Campo de Trabajo en el grupo de Pastoral de su colegio, Claret Askartza. Tienen 21 años. Afirman que «para nosotras son experiencias que nos van recargando las pilas en la fe. También conocer la exclusión y personas privadas de libertad. No nos pensamos mucho. Estamos estudiando educación social y hemos hecho otros voluntariados».
Leire afirma que «lo que más le ha llamado la atención es que la gente es muy joven. Hay gente más mayor pero hay gente de nuestra edad, Andrea comenta que cuando entraron en la cárcel no conocían los delitos de estas personas pero cuando tratas con ellos es gente normal. Leire dice que «antes dibujaba a las personas en la cárcel como un ente, sin cara, sin nombre pero son personas».
Actividades
Leire y Andrea cuentan que «por la mañanas entrábamos en la cárcel. Nos dividíamos en dos grupos de cinco participantes. Uno se iba al módulo de respeto y el otro al general. Hacíamos actividades con distintos juegos de mesa, jugábamos al parchís, al ping-pong… e hicimos un taller de arte y postales navideñas».
«Salíamos de la cárcel. Comíamos en la parroquia de San Pedro de Basauri. Y después compartíamos lo que habíamos vivido, la experiencia de la mañana».
«Hicimos un ejercicio de escoger palabras para ir descartando algunas. Leire se quedó con amor, servicio y revolución. Andrea eligió las mismas palabras. Al final nos quedamos con servicio para ponerla en práctica».
«El estar dispuesto, disponible, siempre a ayudar al resto cuando te lo pidan o cuando tú veas la necesidad y actuar. Para mí tener fe es actuar», concluye Leire.
«Cuando algo nos remueve hay que actuar», concluye Andrea.
«De vez en cuando, hay que parar la vida, contrastarla con Dios, para ver si lo que estás haciendo es lo adecuado o debes de cambiar porque no siempre hay que estar haciendo lo mismo», concluye Jorge.
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