36 años después, llegó por fin la cuarta a las vitrinas de Itsasoko Ama. En una regata no apta para ritmos cardíacos desordenados e imprecisos, la Sotera se llevó la Bandera de la Concha 2021 gracias a unos últimos metros en los que el motor de la trainera morada llegó al máximo de revoluciones para llevar a su vez al éxtasis a los protagonistas y, por extensión, a los miles de seguidores de la histórica embarcación. Muchos de ellos formaron el cuerpo de recepción de un «recibimiento fenomenal», como lo calificaba Iker Zabala, si bien la fiesta de puertas para dentro fue «light». La explicación sobre esto último es sencilla: «Esto es como una máquina de carne picada, no te da tiempo a digerirlo. Esperemos celebrar más el próximo domingo, con la liga, y vamos a saco a por ello». Pero era aún tiempo de saborear el sufrido triunfo en aguas guipuzcoanas.
Las caras de «tontos» acabaron sonriendo
«Era ahora o nunca«, resumía el técnico bermeotarra en su paso por Radio Popular-Herri Irratia para valorar con milimétrico bisturí lo acontecido 24 horas antes en la bahía donostiarra, con la titánica lucha entre los dos botes con más vatios del Cantábrico, Santurtzi y Hondarribi. Las 48 centésimas de diferencia entre ambas después de las dos jornadas dan buena cuenta de lo que estamos diciendo, algo que también observamos en la ACT, al igual que el pasado año. «El deporte es así, unos vencen y otros son vencidos. Como los gladiadores, tú sales a la arena y enfrente tienes un león y dices «o tú o yo, uno de los dos no sale vivo de aquí». Y la regata de ayer era igual, creo que sacaron fuerzas de donde no había y en eso Gorka (Aranberri) es un artista, solamente tienes que escucharle en acción y se te cae la baba», resolvía su entrenador, quien seguía desentrañando los entresijos de aquellas tácticas que sólo pueden desvelarse una vez terminado el combate.
«En el largo de ida estaba tranquilo, en el de vuelta pasaron los dos botes a la par y le dije al que estaba conmigo en la zodiac que este año se nos iba a escapar otra vez por muy poco y que se nos iba a quedar cara de tontos. Pero desde tierra empiezan a decir «un segundo por delante, dos, tres….», y ya es cuando le dije a Gorka que exprimiese a los remeros y que tirase él también si hacía falta. Somos dos traineras de muchísimo nivel, llevamos todo el verano repartiéndonos tortas y en ese momento íbamos ambas a «full». Los dos motores van a todo lo que dan hasta ese punto en el que despegamos, que es muy espectacular. No partiría la bandera en dos, Hondarribi también la merecía pero fallaron en la primera jornada», consideraba en relación a la salida nula un Zabala conciliador. Al menos, por un instante.
Una sospecha y una certeza
Una vez concedido esta vez el beneficio de la duda en favor de los verdes (en relación a aquella acción que el propio entrenador morado detectó como treta), pasó a revisar lo ocurrido con el mosquetón ese mismo día, y ahí sí que no había margen ya para la clemencia. «Las imágenes dejan claro que fue manipulado y eso es motivo de expulsión; de haber sido otro club, estaríamos expulsados de la competición. Hay gente que está por encima de todo, pero no voy a descubrir la pólvora y tampoco me quiero calentar mucho». Lograr la cuarta aplaca los ánimos de cualquiera. Y a la vista está que también los del técnico bermeotarra. Eso y la gran temporada que está cumplimentando el club. «Es una temporada para enmarcar, y no sólo en traineras, también los botes cortos. Y todo a pesar de las penurias que estamos pasando, como otros clubes; no está siendo un cuento de hadas». Sin embargo, en lo personal, y desde que dirige los destinos de la Sotera, casi podríamos y deberíamos utilizar ese símil.
«Si escribo un guión en 2017 (cuando llega al club), mejor no me puede salir, he tenido mucha suerte en cuanto al material humano. Desde ARC-2 y hasta lo de este año, estoy disfrutando como entrenador y no es fácil. Tengo muy buenos remeros, pero también grandes seres humanos. Y lo conseguido es fruto del trabajo de un montón de gente. Recuerdo que Juan Carlos Alvarez (presidente del club cuando llegó a Santurtzi, que por entonces militaba en la categoría más baja, la ARC-2) me dijo: «este bermeano está loco, dice que quiere ganar la Concha«. Cosa que yo nunca le dije, pero bueno. El caso es que ya veía que yo iba a lo que iba, a ganar, siempre he sido un enfermo del remo».
Un futuro en tres colores
A sus 42 años, Iker se encuentra en la cima como entrenador. Y tras ganar la Concha, va a por el doblete. Son seis los puntos que tiene de renta sobre Hondarribi a falta de dos regatas para que concluya una liga que buscan revalidar. La primera de esas dos citas será en su pueblo, Bermeo. Y puede que no de «muy lejos» de allí le haya llegado la llamada que ha recibido para intentar convencerle de que abandone el club morado. A nadie se le escapa que ser de Bermeo y haber pasado (casi) toda su vida deportiva ligado a Urdaibai le sitúan como principal candidato a un banquillo azul en el que se tambalea Jon Elortegi, ex compañero suyo en la Bou Bizkaia. Por ahora, su prioridad pasa, en efecto, por Bermeo. Pero que ningún seguidor de la Sotera se lleve las manos a la cabeza…. por ahora.
«Sólo pienso en Bermeo, en ganar allí el sábado y sentenciar la liga. Luego haremos balance y veremos. Donde mejor estoy y voy a estar es en Santurtzi. Ayer me pararon no menos de cien personas, que me repetían que me tengo que quedar. Salí de Bermeo porque necesitaba respirar y asumir retos nuevos. Ahora tengo tres opciones: seguir en Santurtzi, ir a otro club o pasar un año en blanco. Pero esta vez voy a ser egoísta y voy a mirar por mí. Me pararé y me preguntaré: ‘Iker, ¿qué te apetece hacer?'»
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