Sociedad
El tema del grafiti se ha convertido en uno controvertido. No a todo el mundo le gusta despertarse y darse cuenta que su fachada ha sido firmada por un writer. Sin embargo, los nuevos movimientos artísticos y culturales nos hacen preguntarnos el lugar y el futuro del ‘juego’ del grafiti.
El grafiti como tal empezó en Filadelfia y se popularizó en Nueva York en los años 70. Darryl McCray, también conocido como ‘CornBread’, es considerado por muchos como el padre del grafiti. Allá por a década de los 70, bombardeó todos los lugares posibles de Filadelfia con su tag ‘CornBread’, popularizando la exitencia de los escritores de grafiti. Sin embargo, el movimiento fue considerado como parte del underground hasta su llegada a Nueva York.
En 1971, después de unos meses en los que las pintadas fueron el punto focal de debate, el New York Times publicó un reportaje que, a día de hoy, se sigue considerando como el evento que catapultó el grafiti al fenómeno social que conocemos hoy en día. Este reportaje fue, para muchos jóvenes, su primer contacto con el «arte de pintar las paredes». Práctica que, gracias al foco aportado por el periódico Neoyorquino, se popularizó como nunca.
Relación con el Hip-Hop
El grafiti y el Hip Hop son dos movimientos que se entrelazan. Ambos se popularizaron al mismo tiempo (en los años 80) y ambos pasaron sus respectivas eras doradas en las mismas épocas. Además, el hecho de que los dos nacieran y se desarrollaran en la calle hizo que MC’s (o cantantes de Hip-Hop) y grafiteros compartieran hobbies. A lo largo de la historia hemos visto a muchos MC’s y grafiteros intercambiándose los puestos, dando lugar a MC’s que dominaban el ámbito plástico y grafiteros con sentido del ritmo.
De la calle a las galerías
Una de las transformaciones más peculiares que ha sufrido el grafiti es la diversificación con el Street Art o arte callejero; dos movimientos similares pero que no son para nada lo mismo. Mientras que hay grafiteros que buscan desde un principio llegar a ser expuesto en las galerías y que su «arte» sea reconocida, también los hay que no consideran sus obras como arte y arremeten contra toda la privatización del medio. Artistas como Jean-Michel Basquiat y Keith Haring ya dieron su paso a ser considerados como arte allá por los años 80, haciendo que el lugar del grafiti se convirtiese en un área de debate una vez más.
¿Es el grafiti… arte?
Para muchos sí. Para otros, no tanto. Y los grafiteros tampoco lo tienen claro. Quizás, como sociedad, seamos muy rápidos en referirnos al grafiti como arte, pensando que si no lo consideramos como arte no recibirá el respeto que se merece. Pero quizá nos estemos precipitando. El street art y el grafiti no son lo mismo, y cada uno tiene su sitio. ¿Que cuál es? Eso es algo que tendremos que descubrir con el tiempo.
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