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El Funicular de Artxanda es un medio de transporte icónico y esencial para Bilbao y se encuentra en pleno proceso de mantenimiento, según ha informado el Ayuntamiento de Bilbao. Las obras, que se extenderán durante aproximadamente dos meses, son necesarias para evitar la obsolescencia de la infraestructura y garantizar la seguridad de los usuarios, ya que el recorrido atraviesa varios taludes que han sufrido desprendimientos. Pero durante el periodo de inactividad del funicular, el Ayuntamiento ha implementado varias medidas para suplir este servicio clave, especialmente para los vecinos de Artxanda, deportistas y paseantes que lo utilizan regularmente. Inicialmente, se estableció un autobús lanzadera con frecuencias similares a las del funicular, es decir, cada 10 o 15 minutos. Sin embargo, tras un desprendimiento adicional detectado el 11 de diciembre, se suspendió la lanzadera y se optó por reforzar la línea regular A7, aumentando su frecuencia a cada media hora. Esta medida, aunque bien recibida por algunos usuarios, no ha sido suficiente para cubrir las necesidades de movilidad de todos los vecinos y visitantes.
Quejas de los vecinos
José Mari Larrañaga es presidente de la Plataforma Artxanda y nos cuenta que el pasado 7 de enero, tras recibir quejas por parte de los usuarios habituales, el Ayuntamiento decidió reactivar el servicio de lanzadera. Pero con una frecuencia mucho menor: cada 45 minutos y solo a partir de las 5 de la tarde. Esta decisión ha sido calificada como una «tomadura de pelo» por la asociación vecinal Plataforma Artxanda. Y ha señalado que «no resuelve los problemas de transporte derivados del cierre del funicular. Porque esta frecuencia es insuficiente para quienes necesitan desplazarse a primera hora de la mañana. Especialmente los trabajadores, estudiantes y personas que suben al polideportivo o a realizar gestiones en Bilbao». Los vecinos también han destacado las dificultades añadidas para quienes dependen del funicular a diario. Muchos residentes en Artxanda deben recurrir al autobús de la línea regular que parte desde la calle Sendeja, con horarios que no siempre coinciden con sus necesidades. Además, quienes necesitan acudir a consultas médicas o realizar trámites en otras partes de la ciudad «se enfrentan a transbordos y a un aumento considerable en los tiempos de desplazamiento».
Alternativas al transporte público
Por otro lado, las opciones para subir en coche también son limitadas debido a la escasez de plazas de aparcamiento en la zona. Especialmente en momentos de alta afluencia, como fines de semana o celebraciones. Aunque recientemente se han habilitado nuevos espacios de estacionamiento, la demanda sigue superando la oferta. Desde la asociación vecinal Plataforma Artxanda han instado al Ayuntamiento a mejorar las alternativas de transporte mientras duren las obras. Y a garantizar que el funicular vuelva a estar operativo en el plazo anunciado. Aunque las reparaciones son indispensables para la seguridad, la comunidad espera que la infraestructura se reanude lo antes posible, idealmente en primavera. El Funicular de Artxanda no solo es un medio de transporte, sino también un símbolo de Bilbao que conecta a sus habitantes con una de las áreas recreativas más valoradas de la ciudad.
