Esta mañana EgunON Magazine se ha acercado a la novela Casas Limpias, de María Agúndez, que ha abordado con tono desenfadado y certero la compleja realidad de la igualdad en el hogar.
La realidad tras la puerta
La obra ha revelado las tensiones que han surgido cuando las mujeres han regresado del trabajo y se han encontrado con una jornada doméstica que no ha desaparecido. María ha explicado que, aunque en el papel todo ha parecido más limpio, en el día a día ha persistido un sinfín de tareas y pensamientos que han desatado culpas y frustraciones.
La doble jornada invisible
Durante la charla, María ha recordado que muchas mujeres han tenido la sensación de haber sido engañadas al hablar de una igualdad que solo ha duplicado la carga: la jornada laboral fuera y la misma rutina dentro de casa.
«He escrito la novela de forma sencilla para que parezca un tema menor, pero ha escondido muchas capas», ha revelado María.
Eufemismos, culpas y contradicciones
En Casas Limpias se han destacado eufemismos como «de la familia» para referirse a las empleadas del hogar. Por ejemplo, ha sorprendido a muchos que Verdelis —que ha corrido 7 maratones en 7 días— no haya reconocido su equipo de ayuda en casa. Han comentado que se ha reído al escuchar expresiones como «me la llevo de vacaciones» o «hazme la casa», y María ha lamentado que esas fórmulas hayan perpetuado relaciones desiguales.
«Es dramático quedarse en el plano teórico cuando no todos hemos tenido acceso a él; hay que traerlo a la tierra», ha concluido María.
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