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María López Negrete, vicepresidenta de la Confederación Empresarial de Comercio de Vizcaya (CECOBI) ha ofrecido una radiografía preocupante sobre los efectos de las falsificaciones en el comercio local y la economía de Bizkaia. Según datos de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea, las pérdidas generadas por la venta de productos falsificados en España superan los 6.700 millones de euros. Y la cifra de empleos destruidos asciende a casi 53.500.
Falsificaciones que afectan a todos los sectores
La venta de productos falsificados no se limita a artículos de lujo como bolsos de grandes marcas. Sectores tan diversos como el farmacéutico también están siendo gravemente afectados. Un ejemplo claro es el medicamento OZEMPIC, utilizado para tratar la diabetes y la obesidad, que también tiene versiones falsificadas en Internet. Este fenómeno no solo tiene implicaciones económicas, sino también sanitarias, poniendo en riesgo la salud de los consumidores.
María López Negrete ha destacado cómo algunas pequeñas y medianas empresas (pymes) se ven obligadas a cerrar debido a la competencia desleal que suponen los productos falsificados: “Los comerciantes estamos pagando impuestos y contribuyendo a la economía local, mientras que aquellos que venden productos falsificados no solo eluden estas obligaciones, sino que además afectan negativamente a nuestra supervivencia”.
El rol de los gobiernos y la falta de acción
López Negrete lanzó en la entrevista ha lanzado duras críticas hacia la inacción de las autoridades. A pesar de que las falsificaciones son un problema ampliamente conocido, la vicepresidenta de CECOBI denuncia que no existe un plan de acción efectivo por parte de los gobiernos. Según su opinión, la falta de intervención estatal ha permitido que este problema persista sin control, afectando tanto a los comercios legales como a los consumidores.
“Si se abordara este problema en sectores como la automoción, que mueve tanto dinero y empleo, se habrían tomado medidas. Pero parece que, en el caso de productos de menor precio, como bolsos o camisetas, el problema se minimiza”. Esta falta de respuesta, según López Negrete, ha dejado a los comercios locales en una situación insostenible.
Las mafias y el comercio ilegal: Un ciclo que no se rompe
Un fenómeno que parece en auge es el top manta, donde personas en situación de vulnerabilidad venden productos falsificados en la vía pública. La vicepresidenta explicó que muchas de estas personas son víctimas de mafias que los explotan, lo que agrava aún más la situación.
A pesar de ser conscientes de que quienes venden en el top manta no son los culpables directos, María López Negrete ha subrayado que «es crucial identificar a los responsables detrás de estas redes ilegales. Si se rastreara hasta las lonjas donde se hace acopio de los productos falsificados, se podría llegar a los verdaderos culpables de esta situación”.
La demanda de productos falsificados: un problema de conciencia colectiva
María López Negrete también ha abordado el papel del consumidor en este círculo vicioso. Para ella, la oferta de productos falsificados desaparecería si no existiera demanda. Explicó que muchos consumidores, al no poder acceder a productos de marca por su alto precio, recurren a alternativas ilegales sin considerar las consecuencias. “Un bolso de Christian Dior falso puede parecer una solución, pero la calidad no solo es inferior, sino que está relacionado con un comercio que no contribuye a la economía local ni a la creación de empleo”. E incluso asegura que «estas Navidades, para mi vergüenza, he visto a un dirigente comprar una camiseta falsificada en un top manta en la calle Berastegi. O sea, ya no es que las autoridades no le pongan el foco, es que algunos hasta lo hacen. Es terrible y lamentable».
En este sentido, ha hecho un llamamiento a la conciencia colectiva para que los consumidores asuman la responsabilidad de sus elecciones. “Si todos tomáramos decisiones de consumo más responsables, el mercado de las falsificaciones desaparecería”.
El comercio local: un pilar de la sociedad
Por último, María López Negrete enfatiza la importancia de apoyar al comercio local, que no solo es un motor económico, sino también un elemento clave para la seguridad y la vida social de las ciudades y localidades. “El comercio dinamiza, crea puestos de trabajo y ofrece servicios que no están presentes en otros formatos comerciales. Sin comercio, no hay vida”.
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