En este programa hablamos con Alberto Cardoso, quien lideró el convoy que DYA Bizkaia junto con bomberos y otros profesionales enviaron desde Bilbao para seguir con las labores de recuperación y ayuda tras las devastadoras inundaciones en la comunidad valenciana. El convoy del Gobierno Vasco incluía dos responsables de seguridad que se coordinaban con el Departamento de Seguridad de Valencia.
Alberto comparte con nosotros su experiencia sobre el terreno y perspectivas de la situación actual tras la catástrofe. Y comienza destacando la dificultad para poner un titular a algo tan «grande, dantesco y dramático» como lo vivido.
Realidad vs. percepción mediática
Alberto quiere transmitir la magnitud y gravedad real del desastre causado por las inundaciones, que supera ampliamente lo percibido a través de los medios de comunicación.
La realidad sobre el terreno explica que era mucho más extensa y devastadora, que no se trataba de una sola calle afectada, sino de pueblos enteros y cientos de kilómetros cuadrados en la misma situación. Los vecinos describen el evento como un tsunami, una ole de más de 2 metros con un frente de kilómetros que arrasó todo a su paso.
Desafíos en el terreno
Condiciones del terreno llenos de agua y fango una semana después del evento. Las zonas afectadas seguían inundadas, con niveles de agua que llegaban casi hasta las rodillas, lo que complicaba mucho el movimiento. El barro y los escombros hacían extremadamente difícil el desplazamiento, tanto a pie como en vehículo además. Muchas vías estaban completamente obstruidas por escombros, vehículos destrozados y maquinaria de limpieza y los equipos de emergencia a menudo tenían que improvisar rutas para llegar a las zonas afectadas.
Se estima que cerca de 130,000 vehículos fueron destruidos por las inundaciones.
Prácticamente todos los garajes subterráneos seguían inundados en las zonas afectadas… llenos de agua y barro. Otro problema con el tiempo que pasa es el barro, que está sedimentando en el sistema de alcantarillado, lo que dificulta el drenaje y complica aún más la limpieza.
El lodo, al secarse, se convierte en una sustancia similar al cemento, lo que complica enormemente su remoción.
Alberto Cardoso enfatiza la necesidad de una respuesta integral y a largo plazo. Y destaca la importancia de:
- Proporcionar apoyo financiero y psicológico continuo.
- Mantener la empatía y la comprensión hacia las víctimas.
- Abordar los desafíos de reconstrucción con una visión de futuro.
- Asegurar que la atención y el apoyo no disminuyan con el paso del tiempo.
La entrevista proporciona una visión cruda y realista de los desafíos enfrentados por las comunidades afectadas por las inundaciones en Valencia. Resalta la magnitud del desastre, que superó con creces las percepciones iniciales basadas en la cobertura mediática.
Los daños extensos a la infraestructura, viviendas y vehículos presentan un desafío de reconstrucción monumental.
Alberto subraya la importancia de la empatía y la paciencia en la respuesta al desastre. La experiencia en el terreno revela la complejidad de las operaciones de rescate y limpieza, con obstáculos como calles bloqueadas, barro solidificado y sistemas de alcantarillado dañados.
El impacto humano es profundo, con muchas personas enfrentando la pérdida total de sus posesiones y medios de vida. La necesidad de apoyo psicológico y financiero a largo plazo es evidente. Cardoso sugiere medidas drásticas, como la condonación de deudas y presupuestos extraordinarios, para ayudar a las víctimas. Y también destaca la importancia de mantener la atención y el apoyo mucho después de que el evento haya desaparecido de los titulares. Se plantea el desafío de equilibrar el retorno a la normalidad con la continua necesidad de recuperación y apoyo.
En resumen, la experiencia compartida por Alberto Cardoso ofrece una perspectiva valiosa sobre la realidad de un desastre natural de gran escala y los complejos desafíos que enfrentan tanto las víctimas como los equipos de rescate y reconstrucción. Su testimonio subraya la necesidad de una respuesta compasiva, sostenida y bien planificada para ayudar a las comunidades afectadas a recuperarse y reconstruir sus vidas.