Esta mañana nos hemos querido acercar a una realidad que seguramente ha pasado desapercibida para la mayoría de ciudadanos: vivimos, en nuestros pueblos y ciudades, rodeados de fósiles. Son los llamados fósiles urbanos, que se generaron en grandes rocas que después, millones de años más tarde, los humanos hemos extraído de canteras y convertido en láminas de roca que hoy forran nuestros portales y edificios. Una de las más conocidas es la piedra de Ereño, la clásica piedra roja de la cantera de Urdaibai, que está tanto en el Teatro Arriaga de Bilbao, como en el Vaticano.
La icnología es una disciplina de la paleontología que estudia las trazas o huellas fósiles que ha dejado la actividad de los organismos en el pasado. Esas trazas fósiles o icnotaxones —antiguas madrigueras, huellas de dinosaurios, etc.— pueden revelar algunas incógnitas sobre las características del organismo productor y el paleoambiente en que habitaba hace millones de años.
Sobre ello sabe muchos Imanol López, portavoz de Ekobideak, la cooperativa de Geoturismo y Educación ambiental que se dedican a darlos a conocer con sus muchas actividades.