Es difícil abstraerse de un partido tan importante como el que jugará el Athletic el próximo miércoles en Mestalla. No se llega a una final de copa todos los días. Muchos no me creerán porque esta puede ser la tercera final consecutiva en esta competición. De superar al Valencia, los rojiblancos jugarían su sexta final copera en los últimos 13 años (2009,2012,2015,2020 y 2021). Algo insólito hoy por hoy.
Muchos crecimos con el vacío más absoluto. Los títulos de los 80 nos pillaron a muchos siendo unos críos, sin apenas recuerdos. Hubo que esperar un cuarto de siglo para volver a una gran final. Desde entonces parece algo cotidiano, y eso es bueno, pero los que tragamos sapos y culebras no olvidamos y por eso le damos mayor valor. Eso no quita para exigir más en muchas de esas finales, pero esa es ya otra historia para otro día.
Desvío a Barcelona
En este caso, a Valencia se va por Barcelona. Hace 20 años que los leones no ganan en el feudo azulgrana. Desde los bacalaos de Urzaiz y Ezquerro de la temporada 01/02. En las 19 visitas ligueras posteriores solo se han logrado 3 empates y el resto, 16, derrotas. Con la semifinal en el horizonte, la alineación de Marcelino va a estar supeditada a lo que busque en Mestalla. Esperamos varios cambios, aunque, posiblemente, el técnico de Careñes mantenga algunos titulares para mantener con hechos el discurso ganador de competir contra cualquier rival en cualquier escenario. (https://590thefan.com/)
Un buen resultado refrendaría el resultado del derbi y permitiría llegar con mejores sensaciones todavía al duelo copero. En cualquier caso, un mal resultado no tendría que afectar a los rojiblancos. Primero porque estoy convencido que el equipo va a saber competir ante un mejorado Barca. Y segundo porque la siguiente cita nada tiene que ver con la regularidad del torneo liguero. La cuenta atrás ya se ha puesto en marcha.