Cuando empatas en el 97 tienes que darte por satisfecho por el punto obtenido. Eso le pasó al Athletic contra un buen Valencia que sorprendió a todos, incluso a Valverde. Los jóvenes valores del equipo che se crecieron en tan mítico estadio y soltaron un partido de los que te hacen creer que todo es posible. Si mantienen ese rendimiento no sería de extrañar que los de Rubén Baraja pelearan por puestos europeos. Presentaron sus credenciales en La Catedral, ante un rival que tiene como objetivo volver a la competición continental. Los leones desaprovecharon la opción de ascender a la quinta plaza tras el empate de la Real en Vallecas.
Que los leones tuvieron un mal día es una obviedad. No recuerdo un partido en el que se fallaran tantos pases cómodos. El nivel de imprecisión fue desesperante. Y lo peor es que fue generalizado. Paredes, Imanol, Galarreta, Sancet, Nico, Guruzeta… parecía misión imposible acertar con un pase. Esas cosas pasan. Una mala tarde la tiene cualquiera, pero nadie ha sabido explicarme por qué el Athletic jugó nervioso, con ese nivel de ansiedad y precipitación propio de una semifinal de Copa más que de la jornada undécima de LaLiga. Totalmente ilógico y más cuando ibas por delante en el marcador.
Nombres propios
El ‘bacalao’ de Óscar de Marcos debió servir para tranquilizar al equipo al jugar a favor de obra, pero ni por esas. Lo mejor al descanso era el resultado. Se veía venir la remontada tal y como dijimos durante la narración del partido. Valverde tardó en reaccionar, aunque en su favor hay que decir que los cambios tampoco ayudaron demasiado, más allá de que Berenguer consiguiera la igualada merced a un caramelito de Iñaki Williams, que sigue sin marcar al Valencia después de 20 enfrentamientos ante ellos. Falló un mano a mano claro, pero luego asistió en la igualada. Su carácter ayudó para salvar los muebles.
Unai Simón fue el mejor en un empate a dos en casa. Está todo dicho. Del resto, podemos salvar al lateral de Laguardia, que además de marcar, sigue incombustible por su banda al igual que ‘la pantera’. Berenguer aprovechó sus minutos y del resto, mejor correr un tupido velo. Imanol jugó los 90 minutos y se le vio que aún está verde como bien sabe su entrenador. Tengamos calma y no matemos a Lekue, Imanol o al míster en función de si pone a uno u otro.
Una Copa para los sedientos
Ahora llega la Copa ante el Rubí. El equipo de Barcelona tiene la mente puesta en la competición del K.O como demuestra la derrota del sábado ante Granollers cuando llevaban más de 20 partidos sin perder en casa, amparados en un césped muy particular, sin caucho, que hace que los rivales se resbalen con mucha facilidad. La ilusión de los jugadores catalanes es inigualable, es el partido de sus vidas, pero el Athletic tiene que pasar y a poder ser, sin sembrar dudas.
Valverde quedó marcado por la eliminación copera ante el Real Unión en su primera etapa como entrenador rojiblanco, pero lo normal es que presente una alineación repleta de jugadores que necesitan minutos de competición: Agirrezabala, Prados, Peru, Unai Gómez, Raúl García, Muniain, Adu Ares, Villalibre… Juegue quién juegue, el Athletic tiene que superar con solvencia la eliminatoria ante un rival de la sexta categoría del fútbol estatal. Sin excusas.