El Athletic salió de Montilivi con un punto más en su casillero y lo que es mejor, con argumentos que invitan al optimismo de cara al futuro. Se le pedía al equipo de Valverde que diera un puñetazo encima de la mesa, en casa del líder, para demostrar a los rivales, y a sí mismo, que es un candidato serio a puestos europeos cuando concluya la temporada.
Valverde tenía bien estudiando al rival y acertó con la manera de hacerle daño al equipo de Michel. Fue muy superior a los catalanes en la primera parte. Y no hablo sólo de sensaciones, sino de ocasiones claras de ‘bacalao’. Solo faltó acierto para haber jugado con ventaja y quien sabe si haber cambiado el desarrollo del partido. En todo lo demás no se le puede poner un pero al equipo rojiblanco. El Girona también tuvo algún remate, pero es algo lógico contra el equipo revelación de La Liga y además en su propio estadio. La segunda parte cambió y los locales pasaron a tener más control de partido. Hubo opciones para los dos equipos, pero daba la impresión de que los de Montilivi estaban creciendo. El gol de Tsygankov puso contra las cuerdas a los leones, que tuvieron fe en la remontada. Otra conducción exultante de Sancet y una definición de killer de Iñaki Williams sirvieron para empatar el partido y hacer justicia en el marcador.
A raíz del empate, el Athletic creyó en la victoria y estuvo mejor que el rival. Acarició los tres puntos. Es cierto que en el tramo final del partido llegaron también las ocasiones del Girona y pudo ganar cualquiera, así que un empate parece lo más justo visto lo visto sin olvidar que a los puntos, la escuadra visitante fue algo mejor. Según el técnico local, el Athletic es el mejor equipo que ha pasado por su estadio en lo que va de competición y eso demuestra que los rojiblancos están haciendo bien las cosas en general.
Mejora defensiva
El partido sirvió además para dar un paso al frente en cuanto a control de partido y solidez defensiva. No fue perfecto, pero en comparación a los últimos compromisos ante Celta, Villarreal y Valencia, el equipo evidenció una mejoría con los mismos hombres. Paredes sigue jugando entre algodones y bastante está aguantando el tipo junto a Vivían, que tuvo algún error no forzado, pero que apareció como salvador en un par de ocasiones. En cualquier caso, el mejor de la defensa, una vez más, fue Iñigo Lekue. Lo mismo que le caen palos cuando no está bien, hay que elogiar su momento de forma, juego y concentración. Sin fallos, tapando su banda e incorporándose en ataque. Se le ve fino y con velocidad. Jugar con regularidad le da confianza y se nota. Ojalá le dure.
Cuando el Athletic juega al ataque, con ambición y sin vacilar, los resultados suelen llegar. La valoración del partido siempre va en función del resultado, no nos vamos a engañar, pero la primera parte que se marcó el equipo en Girona o Villarreal pueden ser la referencia para los próximos partidos del campeonato. Está claro que el equipo está jugando últimamente más cómodo a domicilio que en San Mamés. Muchos rivales no te juegan igual en casa y fuera, aunque eso no es excusa, hay que adaptarse a todo.
Por ahora, la senda emprendida parece buena sin descorchar aún el champán porque aparecen borrascas en el futuro inmediato del equipo: la marcha de Iñaki Williams a la Copa Africa, la renovación de Nico, las lesiones de los centrales y el desgaste del bloque titular a estas alturas de campeonato. Como te escribían antes en el boletín de notas, el equipo progresa adecuadamente. Aún faltan mas parciales, y por supuesto, la nota final en junio.