El Museo de Bellas Artes de Bilbao acogerá desde este miércoles y hasta el próximo 2 de junio, dentro del programa ‘La Obra Invitada’, patrocinado por la Fundación Banco Santander, tres piezas artísticas procedentes de la histórica ferrería de Eugui (Navarra), que se conservan en la Real Armería de Madrid y pertenecen a las Colecciones Reales de Patrimonio Nacional.
Según han informado desde la pinacoteca, se trata de tres piezas de «extraordinaria calidad». Están fechadas en la última década del siglo XVI y primeras del XVII: una celada (c. 1596) profusamente ornamentada en ataujía en oro y plata, la rodela del Juicio de Paris (c. 1598) con tema y vocabulario formal de herencia clásica y un arcabuz (c. 1620) que destaca por ser la única arma de fuego conocida procedente de Eugui.
Un libro ilustrado
Las acompaña un escogido aparato documental del siglo XIX. Lo forma un libro ilustrado con las mejores producciones de la armería publicado por el medievalista francés Achille Jubinal, fotografías de época de Charles Clifford y Jean Laurent, y el álbum fotográfico del conde de Lipa. Todo ello pone de relieve el interés que históricamente han despertado las piezas de Eugui.
Entre los siglos XV y XVII la producción europea de armas se concentró principalmente en Flandes, el sur de Alemania y el norte de Italia. Durante la primera mitad del siglo XVI estos centros fueron asimilados por la corona española. Tras la muerte, en 1558, del emperador Carlos V, solo subsistieron como centros de lujo en el ámbito de la monarquía hispana Flandes y Milán.
Poco conocidas hasta ahora, en este contexto destacaron también las armerías vascas y navarras, y entre ellas la ferrería de Eugui. En apenas cuatro décadas (entre 1595 y 1634) la ferrería de Eugui dejó una producción artística que configura uno de los conjuntos más notables de armería de lujo del patrimonio histórico español.
Ubicada al norte de Pamplona, en la actualidad es considerada por su calidad un centro «único en Europa y uno de los mejores exponentes de la tradición italiana».
Su esplendor fue posible gracias al interés de Felipe II, que la adquirió y dotó con el grupo de armeros milaneses que trabajaron en ella. El número de obras que han llegado hasta nuestros días es muy reducido y, cronológicamente, se relaciona con Felipe III y su familia.