Iñaki Williams lleva tiempo marcando el paso del Athletic dentro y fuera del terreno de juego. Su trabajo, constancia y valores, más allá de sus evidentes condiciones futbolísticas, le han ido colando entre los grandes jugadores del club zurigorri y su bacalao 100 ante Osasuna así lo atestigua. Si solo hay 20 jugadores que han conseguido ese hito en 126 años de historia, por algo será.
Ahora que estamos despidiendo a referentes como Muniain o Raúl García, consuela saber que todavía quedan jugadores con ascendencia sobre la caseta. El Athletic ha tenido históricamente grandes capitanes, y así seguirá siendo. En la línea de sucesión aguarda Óscar de Marcos, si continúa una temporada más, Iñigo Lekue y ‘la pantera’, que con su comportamiento y declaraciones es un espejo en el que deben mirarse los chavales en Lezama.
Cerrando debates
Con su trabajo y esfuerzo, Iñaki, ha sido capaz de cerrar cualquier debate sobre su figura. El run run cuando fallaba una ocasión clara o la polémica sobre su “pedazo de contrato” es ya historia. Siempre está a disposición del entrenador para ser alineado, algo nada sencillo y por eso ostenta el récord de partidos jugados de forma consecutiva en LaLiga.
Trabaja y corre en el campo tanto en defensa como en ataque sin creerse una estrella y además ha ganado aplomo en el remate para decidir delante de la portería contraria. Su estatus y experiencia le han convertido en un jugador mucho más resolutivo, especialmente arrancando desde la banda derecha. Cualquier entrenador mataría por tenerlo en su equipo.
A sus 29 años ha entrado en una selecta lista de máximos artilleros rojiblancos. Los datos avalan la importancia del ‘9’ en el Athletic. Tiene por delante a leones históricos como Etxebe (104), Guerrero, Iriondo (116) o Llorente, Sarabia y Carlos, nuestro último ‘Pitxitxi’ con 118. Es difícil hacer predicciones, pero me atrevo a vaticinar que con lo que le resta de contrato, hasta 2028, y su ambición, puede entrar en el top ten llegando a 135 tantos, por lo menos. Son 35 bacalaos en 4 campañas más tres partidos que aún restan por jugarse. Un objetivo perfectamente realista si todo transcurre sin sustos.