

El barco de rescate Aita Mari ha rescatado este pasado sábado a 108 personas en el Mediterráneo central, localizadas en dos embarcaciones en grave riesgo. Las personas auxiliadas han presentado síntomas de deshidratación, agotamiento y mareos, y el buque permanece a la espera de un puerto ágil y seguro para realizar el desembarco.
Salvamento Marítimo Humanitario (SMH) ha confirmado que el Aita Mari ha recibido dos alertas emitidas por Alarm Phone durante la mañana del sábado. La información apuntaba a la situación extrema en la que se encontraban los migrantes, a la deriva durante horas.
Algunas de las personas rescatadas han sufrido infecciones respiratorias, probablemente derivadas de la exposición prolongada al frío, la humedad y la falta de atención médica básica. SMH ha denunciado que estas condiciones evidencian la desesperación y el peligro extremo al que se enfrentan quienes intentan cruzar el Mediterráneo central.
Entre las personas rescatadas hay 84 hombres, 13 mujeres y 13 menores de edad, procedentes de 11 países, algunos en conflicto prolongado como Sudán, Togo o Nigeria.
Falta de respuesta oficial y petición de puerto más cercano
Ante la ausencia de respuesta de las autoridades, el Aita Mari ha puesto rumbo hacia las embarcaciones tras compartir las alertas con la flota civil y autoridades competentes. Tras estabilizar a los más afectados y proporcionar primeros auxilios, el buque ha recibido Salerno como punto de desembarco asignado por las autoridades italianas.
No obstante, la tripulación ha solicitado un puerto más cercano debido al delicado estado de salud de las personas rescatadas. Además, para el lunes 7 de abril, fecha estimada de llegada, se han previsto olas de hasta 2 metros en Salerno, lo que ha reforzado la necesidad de un desembarco más ágil, seguro y conforme al derecho internacional y principios humanitarios.
Última misión antes del nuevo pacto europeo sobre migración
Esta ha sido la misión número 15 del Aita Mari, centrada en el rescate humanitario y en la denuncia de la situación que se vive en las fronteras europeas. La ONG ha advertido de que podría ser la última antes de la entrada en vigor del nuevo Pacto Europeo sobre Migración y Asilo.
Han alertado de que esta legislación podría criminalizar y castigar la labor humanitaria, al facilitar la externalización de fronteras y la creación de centros de retorno en terceros países, siguiendo modelos como el impulsado por el gobierno de Giorgia Meloni. Según SMH, esta política supondría una vulneración sistemática de los derechos humanos de quienes buscan protección internacional.
«Estos jóvenes y menores han enfrentado una vida marcada por guerras olvidadas, violencia extrema y sufrimiento. Arriesgan todo en busca de algo que muchos damos por sentado: la posibilidad de vivir en paz«, han remarcado desde el equipo del Aita Mari.