El escaso juego ofrecido por el Athletic en Elche sólo tiene un aspecto positivo: el punto sumado por los leones fuera de casa a pesar de haber ido a remolque del rival durante todo el encuentro.
El empate sirve para sumar en la clasificación, pero las sensaciones no invitan al optimismo entre la afición zurigorri. O se sube el nivel o nos quedamos sin opciones champions a las primeras de cambio.
Los de Valverde dejaron la portería a cero. Vamos a ver si al menos pueden crecer desde la solidez defensiva. Hay que hacerse fuertes en la retaguardia para maximizar los escasos bacalaos.
El problema es de fútbol
Muchos aficionados se han empeñado en achacar a la preparación física los males del Athletic cuando los daos que manejan los clubes demuestran que físicamente el equipo, sin balón, está por encima de los registros del ejercicio anterior.
No se trata de un problema físico, sino de juego, que puede ser más preocupante. El juego no fluye. La pelota no sale tan limpia desde atrás y el equipo carece de profundidad, ni por banda ni con balones filtrados.
Sigo pensando que es un problema, principalmente, de jugadores y de sus momentos de forma. Hay jugadores clave, demasiados por desgracia, que por un motivo u otro siguen sin estar a su nivel. En algún momento volverán por sus fueros y mientras tanto, hay que sobrevivir con lo que tenemos. Es un Athletic de entre guerras.
Desgraciadamente el Athletic se sube al carro del dinero, tiramos la competición liguera para poder rascar euros pasando el primer cruce en Europa; particularmente me gustaría disfrutar del Athletic, verlo jugar con la pelota, no corriendo detrás de ella y de los jugadores contrarios, toda la semana esperando el partido para nada. Del partido contra el Elche no recuerdo una sola jugada de nuestro querido Athletic. Tendremos paciencia, pero a veces desesperan