El Athletic se marcha al parón navideño con más dudas que certezas en su juego. La derrota ante el Espanyol es de las que escuecen y dejan huella tanto dentro como fuera de la caseta. Era un partido marcado en rojo para recortarle distancia a un rival directo por Europa que ahora mismo te aventaja en 10 puntos con un partido menos para los pericos. Muy preocupante.
El 1-2 ante los de Barcelona ha provocado que muchos aficionados se caigan del guindo. La gran mayoría de athleticzales confiaban en la reacción del equipo más pronto que tarde. Ahora mismo, la sensación generalizada es que la competición europea está lejos del alcance rojiblanco y no solo por puntos, sino por juego.
Datos preocupantes
Las lesiones han mermado mucho la capacidad ofensiva del equipo, pero ahora que ya ha recuperado a muchos atacantes, sigue romo de cara a la portería contraria. La fortaleza de San Mamés es ya un efímero recuerdo. De 10 partidos ligueros este curso, solo han ganado 5, han empatado uno y han caído ya en cuatro duelos, un 40% del total. Si ponemos el foco en el remate, peor: 9 bacalaos por 10 goles en contra. Desesperante.
El fútbol se decide en las áreas. Se trata de acertar en la del contrario y ser contundente en la propia. Si no puedes cumplir esas dos premisas, intentar al menos brillar en una de las dos, pero cuando fallas en ambas, te pasa lo que está viviendo el Athletic. Regala goles y no es capaz de remontar como hacía la campaña anterior.
Los leones se han ganado cierto crédito las últimas temporadas, pero el fútbol tiene poca memoria y no se puede vivir de recuerdos. Cada partido es una reválida. Estamos ya casi en el ecuador de la competición y el equipo sigue sin carburar. Quiero creer que la falta de autocrítica al exterior si se da dentro del club porque es imprescindible para mejorar.