La responsable del Departamento de Análisis y Desarrollo de Cáritas Bizkaia, Ana Sofi Telletxea, ha intervenido en el programa EgunOn Bizkaia para analizar los datos de la memoria anual de la entidad y profundizar en las causas estructurales de la exclusión social en el territorio.
Telletxea ha explicado que más de 12.000 personas han sido atendidas por Cáritas en el último año, una cifra que incluye una gran diversidad de situaciones. «Hay niños, niñas, personas mayores, mujeres solas con hijos, jóvenes… Es una realidad plural que no siempre vemos, pero que refleja una parte importante de la sociedad bizkaina que sigue en los márgenes».
Según ha indicado, la pobreza no puede reducirse a la falta de ingresos, ya que se trata de una cuestión ligada a la desigualdad de oportunidades. Mujeres solas con hijos, personas migrantes sin redes familiares, jóvenes sin recorrido vital protegido… Todos ellos afrontan una situación que se agrava por la falta de recursos y apoyos. Especialmente preocupante, ha añadido, es el caso de la pobreza infantil, que se perpetúa en familias donde los cuidados recaen sobre mujeres que apenas logran acceder al empleo.
Empleo y pobreza
A ello se suma la precariedad laboral. «Hoy tener empleo no garantiza salir de la pobreza«, ha advertido Telletxea. Muchas personas, especialmente mujeres mayores de 50 años con carreras laborales fragmentadas, no logran contratos estables ni cotizaciones suficientes. «Hay empleo, pero ¿qué calidad tiene y a qué grupos llega?», se ha preguntado.
Además, la situación se agrava con el encarecimiento de la vida y el problema estructural de la vivienda. La subida del IPC tras la guerra de Ucrania ha hecho que muchas personas no puedan afrontar los gastos básicos: «Aunque tengan ingresos, la ecuación de lo que entra y lo que sale ya no cuadra«, ha lamentado.
Este escenario genera, a su vez, un deterioro en la salud mental. «La pobreza genera un estado de estrés constante que merma la capacidad de organización y de pensamiento«, ha señalado. Muchas de las personas atendidas presentan ansiedad, depresión y desgaste emocional, y tienen serias dificultades para acceder al sistema público de salud mental.
Políticas centradas en los derechos humanos
Ante esta situación, Telletxea ha reclamado una apuesta clara por las políticas públicas centradas en los derechos humanos, con medidas en sanidad, empleo, vivienda, extranjería e infancia. Al mismo tiempo, ha subrayado la necesidad de reconstruir el tejido social, pues «somos una sociedad cada vez más individualista«. A su juicio, urge recuperar el valor de la comunidad, la vinculación y la colaboración.
Finalmente, ha alertado sobre la creciente soledad no deseada, que afecta tanto a personas mayores como a jóvenes, mujeres cuidadoras o migrantes sin redes. «La periferia nos está enseñando cosas que también están pasando en las tripas de la sociedad. Pero seguimos sin mirar», ha concluido.
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