Roberto Vidal, Responsable de Pastoral Penitenciaria, explica que «el grupo de acompañamiento espiritual tiene una frecuencia semanal de presencia en la cárcel. Es una propuesta de frontera, es decir, para creyentes y no creyentes donde se abordan temáticas que nos atañen a todos los seres humanos y de alguna manera provocar reflexión sobre esos temas ayuda a las personas también a tomar conciencia de su situación vital, de qué cosas pueden hacer para que su situación cambie a mejor». Pastoral Penitenciaria: Proyecto de acompañamiento espiritual, una propuesta de frontera.
Acompañamiento espiritual
Roberto comenta que «los inicios de este proyecto tienen que ver fundamentalmente con hacer una propuesta para llegar a personas que de entrada no participan en otras actividades de la pastoral en la cárcel como pueden ser la eucaristías los domingos. Este proyecto tiene una dimensión grande de escucha, a quienes no son escuchados se les da la voz y se les da la palabra. Escucha y una necesidad de acogida importante. Cómo hago hueco al otro en mi vida y cómo genero espacios. Y diría algo más, este proyecto también es concreción de esto que decimos otras veces de una Iglesia en salida. Estar en salida tiene que ver con llegar al otro, sea quien sea, esté en la situación que esté».
Gabi Otalora, voluntario en Pastoral Penitenciaria, señala que «te vas a encontrar con las personas que están, las que son en el contexto en el que cada tarde semanal nos encontramos. Vamos con una propuesta abierta en la cual se generan situaciones que tienen que ver con sus realidades y a partir de eso hay un intercambio. Hay una generación de talento espiritual que a veces es religioso porque conseguimos entrar directamente a lo religioso pero que a veces se queda en la parte más espiritual, que les reconforta y les humaniza. Hay gente que está enganchada para bien a esto con lo cual quiere decir que el Evangelio aporta».
Dos grupos
Roberto declara que «hay una buena acogida. En estos momentos tenemos dos grupos el miércoles a la tarde. Hacemos dos grupos en dos espacios diferenciados de la cárcel, uno en el módulo de respeto y otro en la general. Estamos hablando de que semanalmente podemos estar con 12 o alguna persona más. Entramos cuatro personas en este momento para estar dos en cada uno de esos grupos dinamizándolos».
Gabi destaca un elemento que «me parece muy importante, la dificultad previa. No tienes cada día que vas la certeza de encontrarte siempre con las mismas personas, Hay un punto de improvisación y los que asisten nos dan un feedback muy interesante. Ellos son los que nos ayudan en este proyecto llevado al centro penitenciario Bizkaia».
Temáticas
Gabi subraya que «tratamos temas como la amistad, el cuidado, temas de solidaridad, el amor, el dolor y el sufrimiento. Cosas que puedan impactar a nivel general como realidades de la vida pero que tienen una dimensión muy específica en ese contexto carcelario. Y a partir de ahí nos vamos amoldando a lo que ahí sale».
Roberto comenta que «son sesiones que están preparadas previamente pero también tenemos que estar en un escenario que es cambiante y eso también nos ayuda a nosotros a tener esa capacidad de espontaneidad y de improvisación. Y de ir a lo que las personas necesitan en cada momento porque todas las semanas tampoco son iguales, las personas no están en todos los momentos iguales. Hay algunas temáticas que tienen especial relevancia. Tienen que ver el tema de la esperanza, qué me espera a mí, qué espero cuando salga de esta cárcel, qué puedo hacer en este momento para que ese horizonte esperanzador que voy visualizando sea real. Y cómo aprovecho este tiempo que tengo por delante en la prisión aquí y ahora para que mi vida de pasos en otra dirección. Queremos hacer ese acompañamiento integral. No solo solventar las necesidades concretas que lo hacemos también desde Bidesari y desde distintos proyectos. También, esta capa importante del ser humano que probablemente sea la que da cobertura y solvencia todas las demás».
«El delito es el que es y eso es innegable pero la persona es más que su delito. Y en ese sentido la persona sigue teniendo muchas capacidades para superar esa situación. Se abre una posibilidad real de caminar hacia la reconciliación, hacia el perdón, hacia el cambio y hacia la transformación», concluye Roberto.
«Entramos en la justicia humana, la justicia evangélica. Donde una persona ha podido hacer muchas cosas y corre con su correspondiente proceso, el procedimiento penal y procesal. Nosotros lo que hacemos es dedicamos a la otra parte de la justicia que es la misericordia, el perdón, la ayuda, la escucha y la dignidad», concluye Gabi.
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