


El Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), entidad con la que colabora la ONG vasca Alboan, acompaña, sirve y defiende a las personas migrantes, refugiadas y desplazadas forzadas en toda América Latina y el Caribe (LAC). En medio de crecientes desafíos financieros, cambios políticos y crisis humanitarias prolongadas, su labor en el ámbito educativo se vuelve más crucial que nunca. Retos que enfrentan las comunidades desplazadas en América Latina y el Caribe.
Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) de Latinoamérica y el Caribe

Juanita Bedoya, Especialista Regional de Educación del JRS LAC, explica las circunstancias para comprender mejor la realidad del trabajo en la región y los retos que enfrentan las comunidades desplazadas.
«La movilidad humana forzada en América Latina y el Caribe está siendo muy desafiante. Actualmente tenemos flujos migratorios principalmente provenientes de Venezuela, que están migrando forzadamente a Ecuador, a Colombia, a Perú. Tenemos también un flujo migratorio de la población haitiana que está mirando hacia el centro del continente, hacia Centroamérica y tenemos también población proveniente de Venezuela que estaba en Colombia, que ahora está retornando a Venezuela».
«Por las situaciones políticas económicas, por tensiones, también por conflictos armados que se han estado reconfigurando actualmente en la región esto supone muchos desafíos teniendo en cuenta que niños, niñas y adolescentes están saliendo de sus lugares de origen, están interrumpiendo sus trayectorias educativas, están saliendo del sistema educativo formal, no se les está garantizando este derecho. Eso supone para nosotros como organización humanitaria y como obra que acompaña a la población migrante y refugiada, un gran desafío de poder ayudarles y acompañarles a que accedan a la educación».
Apoyo financiero internacional a los programas humanitarios
Juanita reconoce que «en los últimos años hemos visto una disminución del apoyo financiero internacional a los programas humanitarios. Tenemos desafíos inmensos en cuanto a la financiación. Esta reducción implica que tengamos menos personas colaboradoras contratadas. Implica también que tengamos menos acceso como organización para proveer y entregar estos servicios humanitarios gratuitos a la población que acompañamos. Eso significa una reducción de nuestras capacidades de respuesta humanitaria de acompañamiento».
En Ecuador, Colombia, Venezuela y México no podemos responder a a las necesidades de la misma manera en la que lo hacíamos antes y esto supone mayor desprotección, riesgos para las niñas y los niños. Esto supone también que las instituciones educativas en muchos casos no puedan ser acompañadas. Y por último otro elemento muy importante es que esta reducción no solamente ha sido para nosotros sino para N organizaciones más, por lo cual este trabajo integral y articulado también se ve retado».
Estrategias que está impulsando el JRS LAC
Juanita declara que «tenemos un acompañamiento en el ámbito escolar y comunitario en el ámbito formal y no formal. Lo que hacemos es promover espacios de aprendizaje seguros, espacios amigables para la niñez, para que las niñas y niños tengan en el nivel comunitario oportunidades de aprendizaje para que puedan desarrollar sus habilidades físicas, emocionales, cognitivas, para que puedan encontrarse con las familias y comunidad también que les acoge».
«Tenemos también procesos de formación con docentes, agentes educativos, maestros en las escuelas para que puedan considerar un enfoque de género, por ejemplo, étnico y de migración en el aula educativa. Estamos promoviendo estos procesos de educación para el trabajo, para la empleabilidad, para el emprendimiento y diferentes ejercicios que nos permiten mitigar las barreras de acceso a la educación y también promover la permanencia educativa. Y esa permanencia educativa la promovemos desde las asistencias humanitarias entregando ayudas como uniformes, útiles escolares, material pedagógico, ayuda con transportes y matrículas».
Administración Trump
Juanita expone que «desde la administración Trump en Estados Unidos se están implementando políticas migratorias muy restrictivas que principalmente han tenido impactos a nivel de protección, de vulneración de derechos y que han acentuado la crisis humanitaria».
«¿Esto qué significa? Que en las zonas fronterizas entre Centroamérica y el Norte del continente, por ejemplo, si hablamos de México, estas políticas restrictivas han hecho que aumente la estigmatización. Porque hay una criminalización de la migración y un discurso y una narrativa que lleva a la gente a pensar que emigrar es un crimen, por lo cual hay más discriminación. Las políticas restrictivas de la Administración de Estados Unidos han implicado unos flujos inversos, es decir, unos flujos del norte del continente hacia el sur. Muchos de los países de América Latina no están institucionalmente preparados para responder ahora a este flujo inverso».
Políticas de otros gobiernos de la región
Juanita detalla que «actualmente América Latina está enfrentando bastantes tensiones políticas por procesos electorales, cuestiones domésticas y de política exterior. Hay algunos países que tienen políticas restrictivas también. Al final son decisiones estratégicas, intereses definidos en términos de poder y su relación con Estados Unidos».
«La educación sí salva vidas, la educación es transformadora, la educación permite acceder a otros derechos. Y permite la posibilidad de desarrollarse plenamente física, cognitiva, emocionalmente, de construir comunidad. A partir de la educación podemos avanzar hacia comunidades más inclusivas, más reconciliadas», concluye Juanita.
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