

Un equipo multidisciplinar formado por investigadores del CSIC, la Universidad Complutense de Madrid, el Instituto Geológico y Minero de España, la Universidad de Salamanca y la Policía Científica ha protagonizado un hallazgo sin precedentes: la huella dactilar humana más antigua conocida hasta la fecha. El descubrimiento se ha producido en el Abrigo de San Lázaro, un yacimiento próximo al centro de Segovia, y se atribuye a un neandertal que habitó la zona hace unos 43.000 años.
Dos años y medio de análisis
En el programa EgunOn Magazine de Radio Popular – Herri Irratia, la profesora de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid y coautora del estudio, María de Andrés Herrero, ha relatado los detalles del descubrimiento. El hallazgo tuvo lugar el 14 de julio de 2022, durante una campaña de excavación en la que participaron estudiantes. «Nos llamó la atención una piedra más grande de lo habitual y con un punto rojo en la superficie«, ha explicado.
Desde el hallazgo hasta la publicación del estudio han transcurrido dos años y medio de trabajo meticuloso. «Hicimos un escáner 3D, análisis en microscopio electrónico y extracción de micromuestras del pigmento rojo«, ha detallado la investigadora. Las pruebas determinaron que se trataba de ocre, el mismo pigmento utilizado por los artistas del Paleolítico en diversas cuevas de la península ibérica.
Confirmación forense: una huella humana
Para determinar si la mancha había sido aplicada con un dedo, el equipo acudió a la Policía Científica. «Pensaban que veíamos demasiadas series de Netflix«, ha bromeado María de Andrés. Sin embargo, el análisis forense identificó 13 puntos característicos en la impronta que certifican que se trata de una huella humana.
La piedra fue localizada a metro y medio de profundidad y en un estrato con dataciones de carbono 14 que indican ocupación humana hace 43.000 años. Se trata del primer objeto hallado en un contexto neandertal europeo que presenta un pigmento aplicado de forma deliberada.
Intencionalidad simbólica y capacidad cognitiva
«Esto demuestra que los neandertales no eran simples brutos, sino que tenían capacidades cognitivas complejas«, ha afirmado la profesora. El uso de ocre en un punto específico sugiere una intencionalidad simbólica. Además, el equipo plantea que los neandertales podrían haber identificado formas o «pareidolias» en la piedra, como hacemos los humanos al ver figuras en las nubes.
De la excavación al museo
El Abrigo de San Lázaro se encuentra a escasos metros del centro de Segovia. «Se puede ir andando desde el centro«, ha señalado. Tras el descubrimiento, el Museo de Segovia ha anunciado que la pieza se exhibirá próximamente en una exposición temporal, con intención de incorporarla después a la colección permanente.
Este mismo verano, el equipo retomará las excavaciones en la zona para ampliar el área de estudio. «Queremos ver la planta completa del momento en que se depositó la piedra«, ha adelantado la profesora de la Universidad Complutense. La investigadora ha destacado que este descubrimiento contribuye a reducir la distancia conceptual entre Homo sapiens y neandertales. «Somos más parecidos de lo que pensábamos«, ha afirmado.
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