La tradición de comer doce uvas al compás de las campanadas en Nochevieja está profundamente arraigada en España. Sin embargo, este ritual conlleva riesgos que pueden ser prevenidos con información y precauciones adecuadas. La Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL) ha emitido recomendaciones para evitar atragantamientos, especialmente en niños menores de 5 años y en personas mayores.
Un peligro latente durante la celebración
Según el doctor José Santiago Estévez Alonso, vocal de la Comisión de Laringología, Voz, Foniatría y Deglución de la SEORL, los alimentos duros, redondos o que liberan jugo al masticar (como las uvas) presentan un riesgo significativo de obstrucción de las vías respiratorias. Este riesgo se intensifica cuando se consume a un ritmo rápido, como ocurre durante las campanadas: “El problema no solo afecta a los niños pequeños, sino también a personas con dificultades para masticar o tragar, como pacientes mayores o aquellos con patologías específicas”, explica el doctor Estévez.
Recomendaciones para evitar atragantamientos
Para reducir los riesgos, la SEORL sugiere las siguientes medidas:
- Niños menores de 5 años: Evitar las uvas enteras. Si se decide incluirlos en la tradición, es importante pelar las uvas, retirar las pepitas y cortarlas en trozos pequeños y asimétricos.
- Adultos mayores: Asegurarse de que mastiquen adecuadamente los alimentos y que sus dentaduras estén en buen estado.
- Sustitutos adecuados: Evitar ofrecer alimentos peligrosos como gominolas, cacahuetes o caramelos duros a niños pequeños. Optar por alternativas más seguras que se deshagan fácilmente en la boca.
Qué hacer en caso de atragantamiento
En situaciones de emergencia, el doctor Estévez subraya la importancia de saber reconocer una obstrucción completa de las vías respiratorias. Si una persona no puede respirar ni hablar, se recomienda realizar la maniobra de Heimlich: abrazar a la persona por detrás y aplicar presión hacia adentro y arriba en la parte alta del abdomen para expulsar el objeto. Y para los niños menores de un año, la técnica difiere. Se debe colocar al niño boca abajo, con la cabeza más baja que el cuerpo, y dar golpes interescapulares en la espalda para liberar la obstrucción.
Un problema que va más allá de las uvas
El riesgo de atragantamiento no se limita a la Nochevieja. Los frutos secos, chicles y alimentos similares también representan un peligro, especialmente si los niños están jugando o corriendo mientras los consumen. Además, en personas mayores, problemas como la disfagia, una dificultad para tragar asociada al envejecimiento, pueden aumentar el riesgo de asfixia. La SEORL insta a la población a disfrutar de la tradición de manera segura, adaptándola según las capacidades y necesidades de cada persona.
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