Jaime López de Eguilaz, Responsable Técnico de la Biblioteca Diocesana, recuerda que «el día 23 de Abril celebramos el Día internacional del Libro fijado como tal por la UNESO en 1995 como homenaje al libro y su significado, así como a quienes se dedican al arte de la escritura. El cuidado del patrimonio bibliográfico es una tarea que compete a toda la sociedad, siendo las bibliotecas parte importante de esta labor». Cuidando nuestras bibliotecas personales.
Proyecto
Jaime señala que «uno de los pilares fuertes del trabajo de la Biblioteca Diocesana es la apuesta por fortalecer sinergias y crear proyectos colaborativos con distintas instituciones y organismos de la Diócesis de Bilbao en el ámbito bibliográfico. Un ámbito inherente a la Biblioteca desde sus orígenes han sido las donaciones, es decir, las donaciones que nosotros podemos realizar a distintas realidades que no tienen medios y que pueden necesitar de nuestros libros»
«Además destaco la colaboración que tenemos desde hace años con Pastoral Penitenciaria. Hemos tenido últimamente una nueva donación de 12 Biblias y Nuevos Testamentos. Cabe la posibilidad de un proyecto que es el espacio bibliotecario que hay en la cárcel de Basauri. Es es un espacio delimitado y pequeño en cuanto al número de volúmenes pero sí habría posibilidad de aumentarlo. Hay que seguir unos procesos lógicamente administrativos de peticiones y demás. Estamos en un momento muy inicial y veremos en qué se concreta. El cómo poder colaborar desde la Biblioteca en el caso de que desde Pastoral Penitenciaria se pueda obtener esos permisos para darle una vuelta a la biblioteca de la cárcel de Basauri para intentar dotarla, en la medida de que podamos nosotros, de literatura y también de espiritualidad».
Cuidando nuestras bibliotecas personales
Jaime, desde la Biblioteca Diocesana, ofrece unos consejos que ayudan a cuidar las bibliotecas personales, independientemente de su tamaño.
Jaime comenta que «los libros forman uno de los elementos materiales más apreciados de nuestros hogares y como tal conviene cuidarlos para evitar su deterioro. Y sí, eso también es cuidar el patrimonio».
- La humedad, tanto por exceso o defecto, las fuentes de calor y los cambios de temperatura no se llevan nada bien con nuestros libros, provocando deformidad en las páginas, daño a la estructura de los mismos y otros males.
- Los libros necesitan “respirar”. Por eso es conveniente no guardarlos en vitrinas y espacios cerrados. ¿Y si dos o tres veces al año les quitamos el polvo y evitamos hongos y demás?.
- Parece que el libro no fue creado ni como posavasos, ni para calzar mesas o camas. Asimismo doblar las páginas, usar subrayadores, post-it, etc… no es una buena idea para conservar los libros sanos. Y por favor: no arranques hojas que te gustan o que te disgustan.
- Las personas parece que estamos faltos de vitamina D. El sol nos viene bien, pero los libros ¡ no necesitan vitamina D !. Por lo tanto olvídate de que les de la luz solar de manera directa. Las páginas, el lomo y la cubierta te lo agradecerán.
- A la hora de hacer ejercicio físico si estiramos por ejemplo una pierna viene bien, pero si lo hacemos demasiado duele. Si quieres cuidar la encuadernación y que no se rompa, no lo “estires” 180 grados, notarás cuando un libro está “cómodo” al abrirlo sin forzarlo».
- Leer y comer o beber al mismo tiempo no es buena idea. (Aún y cuando estemos tan insertos en la lectura que ni nos demos cuenta). Evitar posibles accidentes que manchen los libros de grasa, alimentos o líquidos que se viertan está en nuestras manos».
- El saber ocupa lugar. ¡Y mucho!. Suele ser uno de los problemas más comunes a la hora de incorporar nuevos libros a nuestras casas. La colocación de los mismos es importante. Hay muchos consejos sobre cómo ordenar una biblioteca personal, pero si quieres ayudar a la “salud” de tus libros intenta que estén en vertical y más menos por el mismo tamaño, (¡olvídate de por colores, ya tenemos el arco iris!) se protege el buen alineamiento de las páginas y la encuadernación. Intenta que no estén muy apretados (como a primera hora en el metro), ni que quede mucha holgura entre ellos, esto especialmente en los libros de tapa blanda que pierden su forma enseguida».
- Cada vez que termines un libro, ¿Qué tal si lo devolvemos a su sitio?. Es la mejor manera de no perderlo, o de evitar accidentes. (Muy común encontrarte un libro leído con curiosos dibujos o pintados abstractamente… a saber por quién».
- Aquí la gran discusión: ¿Prestar mi libro a la prima del conocido de mi hermana?. Como no quiero meterme en líos diré: usa el sentido común: si para ti son algo importante, sería lógico pensar que te gustaría que ese libro prestado se cuidase como tú lo harías. Para terminar algo que un amigo hacía en su día y me parecía exagerado, hoy ya no: apuntaba a quién prestaba sus numerosos libros y el día en que lo hacía».
«Disfrutemos de nuestro patrimonio bibliográfico, leamos, conservemos, difundamos, en definitiva soñemos con miles de historias que están a nuestro alcance», concluye Jaime.
Jaime López de Eguilaz, Responsable Técnico de la Biblioteca Diocesana, y miembro de la Junta directiva de la ABIE, Asociación de Bibliotecarios de la Iglesia en España.
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