Social y religión
La asociación Bidesari de Pastoral Penitenciaria desarrolla distintos programas de sensibilización en prisión y fuera de prisión. Jorge Muriel, Responsable de Comunicación de Bidesari, comenta que en prisión lleva adelante un proyecto de responsabilización y salidas programadas de fin de semana, Esan Ez, Mugituz y Eraikiz. Y fuera de prisión cuenta con Hazten, Eusten e Ibiltzen, recursos residenciales de inclusión. Eraikiz, Bidesari: Acompañamiento dirigido a activar procesos de incorporación social.
Eraikiz
El Programa Eraikiz ofrece, dentro de los centros penitenciarios de Araba y Bizkaia, un acompañamiento motivacional y psicoeducativo que permite a las personas activar procesos de inclusión social, abordando las conductas que las han llevado a la prisión.
Se atiende a personas con un perfil de grave exclusión social que padecen adicciones (con o sin sustancia) y distintas enfermedades mentales asociadas. El acompañamiento se dirige a posibilitar que adquieran mayores cotas de autonomía, utilizando espacios tanto individuales como de seguimiento grupal y atendiendo a las necesidades que cada persona demanda.
Así mismo, dentro del Proyecto de Responsabilización, se realiza una intervención específica con mujeres en el Centro Penitenciario de Araba en la que, con la misma metodología, atiende a las necesidades de las mujeres en prisión y a su especial situación de vulnerabilidad. Convenido con Gobierno Vasco. Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales y Departamento de Salud.
Acompañamiento
Verónica Villalvilla, psicóloga de la entidad, señala que «mi tarea es fundamentalmente acompañar a las personas desde una vertiente psicoafectiva y psicoemocional. Desde el acompañamiento psicológico a las personas que desde prisión deciden cambiar su vida o por lo menos intentarlo, construir algo diferente. Tocan la puerta de Bidesari, y mi tarea es acompañarles desde dentro de prisión hacia construir un itinerario de reincorporarse y volver a su espacio comunitario».
«Eraikiz es un proyecto en el que se trabaja en equipo con diferentes perfiles profesionales, educadoras y un jurista que acompañamos a las personas de manera individual y grupal ofreciendo un espacio dentro de la prisión. Desde un enfoque biopsicosocial. Sobre todo va dirigido a personas que tienen una adicción que dentro de la prisión es un porcentaje muy elevado, estamos hablando casi del 90%. Y que esas personas dentro de prisión puedan tener un espacio o un anclaje seguro desde donde ir construyendo algo diferente. Que su estancia en prisión no sea pasar el tiempo sin más o incluso ir para atrás, de hacerse más daño, sino pararse, pensar y decir, esto quiero cambiarlo, necesito ayuda. Estamos en el Centro Penitenciaria Bizkaia, en Basauri, y en el Centro Penitenciario Araba, en Zaballa».
Dinámicas
Verónica declara que «hacemos una tarea de coordinación con los distintos profesionales dentro de prisión. Nuestra entrada va a lo que es la atención directa. Trabajamos con hombres y mujeres».
«Si vamos donde las mujeres, vamos a sus módulos. Entramos dentro donde hay solo mujeres. Animamos y motivamos a las mujeres. Y lo que tratamos mucho de hacer es no hablar de las drogas o no estamos todo el rato hablando de los problemas. Es un espacio para hablar en el ahora, qué necesitas para desarrollarte, para auto cuidarte, para de alguna manera sobrellevar esa estancia en prisión y construir algo hacia afuera. Y construir desde dentro. Todo se va construyendo desde el vínculo, desde que te ven. Vas haciendo relación y esa relación es tiempo y desde ese tiempo se hace ese trabajo individual y grupal».
«En el caso de los hombres se va pasando por cada módulo porque hay bastantes módulos para hombres. Se les recoge y nos vamos al sociocultural que es un espacio de polideportivo, escuela, biblioteca, más amplio y allí tenemos aulas y hacemos grupo y seguimiento individual».
Realidades
Verónica afirma que «hay una diferencia de género con realidades y mochilas diferentes. En las mujeres es un tema que está muy en la actualidad y lo voy a volver a decir. Que las mujeres privadas de libertad están doblemente juzgadas por ser mujeres porque las prisiones están hechas por y para hombres y es así. Aunque se trate de atender con más calidad a las mujeres arquitectónicamente las prisiones no facilitan. Poco a poco esperemos que vaya cambiando. La realidad es que son una población mucho más pequeña, el 8% de la población más o menos pero con una realidad de mayor dureza, sufrimiento y vulnerabilidad, no por fragilidad pero sí por el daño vivido».
Víctimas y victimarios
Jorge recuerda que «las víctimas son lo más importante, que más hay que cuidar y más cercanos hay que estar a ellas. A nosotros nos toca estar con las victimarios y victimarias».
Verónica expone que «el foco también está en la responsabilidad, que estas personas hombres y mujeres se hagan responsables del daño realizado a otros, a la sociedad y a ellos mismos y a sus familias y desde esa construcción de sentirse agentes de cambio y de responsabilidad vayan construyendo cosas diferentes».
«La responsabilización es clave en estos procesos de cambio. Que se hagan cargo del dolor que han generado, del daño que han generado y que quieren cambiar. No solo la restauración del daño sino también ser responsable de lo que se ha generado para poder seguir caminando», concluye Jorge.
«Todo este acompañamiento va dirigido a activar procesos de incorporación social. Que sean personas, ciudadanos que se incorporen de nuevo a su espacio comunitario. que tengan sus derechos y sus obligaciones, ese es el el acompañar para que la persona se fortalezca y pueda ser un ciudadano y una ciudadana», concluye Verónica.
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