


El investigador Salvador Macip, director de Estudios de la Salud en la Universitat Oberta de Catalunya, ha pasado por los micrófonos de EgunON Magazine para abordar el impacto creciente del conocimiento del ADN en la medicina y la sociedad. En una conversación clara y profunda, Macip ha valorado los avances que ya se están aplicando en tratamientos médicos, pero también ha puesto el acento en los riesgos que entraña el manejo de esta información.
Del laboratorio a la consulta
Macip ha explicado que la medicina de precisión ya es una realidad en muchos sistemas sanitarios, especialmente en el tratamiento del cáncer. «Ya no tratamos a todos los pacientes por igual. Según el perfil genético, aplicamos un fármaco u otro», ha indicado. Esta estrategia permite no solo aumentar la eficacia de los tratamientos, sino también reducir efectos secundarios innecesarios.
Una revolución con costes
A pesar de los beneficios, Macip ha recordado que esta tecnología aún no es accesible para todos los pacientes debido a su coste. «No es barato. Cada vez es más asequible, pero no al nivel de una analítica convencional», ha señalado, subrayando que por ahora se aplica solo en casos muy concretos donde su eficacia está probada.
Prevención genética: promesa y escepticismo
Consultado sobre el uso del perfil genético para prevenir enfermedades, Macip ha mostrado cierta cautela. «Estamos hablando de probabilidades, de estadísticas. Salvo casos muy concretos como el gen BRCA1 asociado al cáncer de mama, el valor preventivo es aún limitado», ha afirmado.
Una información sensible en manos privadas
Uno de los aspectos más preocupantes, según Macip, es el uso poco controlado que se ha hecho de los datos genéticos por parte de algunas empresas privadas. Ha recordado el caso de 23andMe, empresa que ofrecía análisis genéticos a cambio de datos que ahora pueden estar en manos desconocidas tras su quiebra. «Hemos sido un poco inocentes. Es nuestra información más preciada y no sabemos dónde acabará», ha advertido.
Peligros éticos y psicológicos
El especialista también ha reflexionado sobre los dilemas éticos que plantea el conocimiento anticipado de enfermedades incurables. «¿De qué sirve saber que tienes un riesgo alto de Alzheimer si no hay tratamiento eficaz? Solo puede generar ansiedad», ha explicado, poniendo sobre la mesa la necesidad de regular muy bien cómo y para qué se utiliza esta información.
Hacia una protección pública del genoma
Finalmente, ha abogado por que la información genética esté bien protegida dentro de los sistemas sanitarios públicos. «Si se generalizan estas pruebas, los datos deben estar muy bien guardados. En malas manos, pueden servir para discriminar, no solo para curar», ha concluido Macip en una entrevista que ha puesto sobre la mesa uno de los debates más relevantes del futuro de la salud.
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