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La alarma se ha desatado en el barrio de Zabala, en Bilbao, tras la aparición de numerosos gatos muertos, supuestamente envenenados. Eugenio Herreras, vecino de la zona y cuidador de una de las colonias felinas afectadas, denuncia que en menos de 15 días han desaparecido alrededor de 25 gatos. Y de ellos, sólo algunos cuerpos han sido recuperados. En su mayoría con signos visibles de envenenamiento.
Un problema recurrente y una respuesta insuficiente
Desde hace más de una década, Herreras ha cuidado de estas colonias, asegurando su alimentación y control. Nunca antes había sucedido algo similar. «Esto no parece un brote vírico, porque de ser así, morirían todos. Hemos perdido a la mitad de la colonia en apenas dos semanas», asegura. Además, tiene constancia de que al menos otros 5 gatos han aparecido muertos en La Peña. Y advierte que este problema no solo afecta a los animales, sino también a la salud pública, debido al riesgo que supone la presencia de cadáveres en descomposición en zonas urbanas. El Ayuntamiento, según vecinos, aún no ha actuado para desbrozar las áreas verdes donde se acumulan los cuerpos. Por su parte, el partido PACMA y asociaciones como A.D.A Y BOTXOCATS han ofrecido su apoyo a los cuidadores, denunciando públicamente la falta de investigaciones oficiales sobre las causas de las muertes.
Ley de Protección y Bienestar Animal: ¿un marco incumplido?
Con la nueva Ley de Protección y Bienestar Animal en vigor, estas muertes constituyen una doble infracción: el envenenamiento de animales y la colocación de veneno en espacios públicos. Los responsables podrían enfrentarse a sanciones graves, pero hasta ahora no se ha identificado a ningún sospechoso ni iniciado una investigación exhaustiva. «La Policía Municipal debería haber actuado de inmediato, involucrando a veterinarios especializados para realizar necropsias», afirma Herreras. Mientras tanto, él y otros vecinos han tomado la iniciativa de recuperar los cuerpos y gestionar su eliminación, una tarea que califican de desagradable y peligrosa.
La importancia de las colonias felinas
La desaparición de los gatos plantea un problema adicional: el aumento de plagas, como ratas, en el área. «Hace años, antes de que existieran las colonias de gatos, las ratas llegaban hasta mi terraza. Desde entonces no he vuelto a ver ninguna, pero si desaparecen los gatos, esto se convertirá en un problema grave», advierte Herreras. Los cuidadores piden medidas más efectivas para proteger a los animales, como la instalación de cámaras de vigilancia o el establecimiento de servicios veterinarios municipales que operen todo el año. Actualmente, muchos gastos recaen sobre los voluntarios, quienes financian tratamientos y esterilizaciones de su propio bolsillo.
Una llamada a la acción
Los vecinos afectados esperan que las autoridades actúen con rapidez para identificar a los responsables y evitar que se repitan hechos similares. «Es una salvajada lo que ha ocurrido», concluye Herreras, quien insta al Ayuntamiento a cumplir con su responsabilidad hacia estas colonias felinas urbanas, que no solo forman parte del ecosistema del barrio, sino que también contribuyen a mantener un equilibrio sanitario en la zona. Las asociaciones animalistas continúan exigiendo justicia, mientras el vecindario permanece en alerta ante cualquier nueva incidencia.
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