Esta mañana hemos querido acercarnos a la realidad profesional de los médicos penitenciarios, es decir, los médicos que ejercen su trabajo en las cárceles de España. De la mano del dr. Asier López de Arkaute, vocal de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria, hemos conocido la labor sanitaria en prisión, si hay algo parecido a una especialidad médica para trabajar en una cárcel, cuáles son los retos más habituales en un ecosistema así, si está considerado de riesgo trabajar con presos, o si hay muchos tópicos a desmontar, como el ¨carácter duro» que deben tener estos doctores.
Para López de Arkaute, la situación en Euskadi es mucho mejor que en el resto del estado. Al estar transferida la competencia de sanidad penitenciaria, Osakidetza es quien se encarga de su gestión, lo que de facto supone menor precariedad, atención a la salud mental, o médicos localizables 24h en todas las prisiones de la comunidad, por ejemplo. Aunque como advierte el profesional, no es igual en todos los lados.
Precariedad
Además, hemos conocido las reivindicaciones de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria, cuyo presidente, José Joaquín Antón Basanta, ha asegurado recientemente que las plazas ofertadas en la OPE son insuficientes y no se cubrirán. «La Atención Primaria en las prisiones de nuestro país está desapareciendo», sentencia. Este tipo de AP que es la sanidad penitenciaria se muere. Además, asegura que“en muchas prisiones de nuestro país, solo hay enfermeros y únicamente se atienden urgencias”, alerta Antón.
Según denuncia la SESP, solo se ofertaron 15 plazas de facultativos de sanidad penitenciaria y 27 plazas para enfermeros de la misma rama. “ Las plazas ofertadas siguen siendo insuficientes y además no se cubrirán”, afirma Antón. Es la única oposición de este país en que hay más oferta que demanda. “Por otro lado aunque se presentaran 15 personas a cubrir las plazas al final se incorporarían 3 o 4 y es que la sanidad penitenciaria no puede competir con el resto de la sanidad, porque el sueldo y las condiciones de trabajo son inferiores y precarias”, apunta Antón. “La única razón por la que alguien pueda querer venir a trabajar a una prisión es que quiera tener un puesto fijo, nada más”, señala Antón.
Esta denuncia por parte de la Asociación de Sanidad Penitenciaria no es nueva. Lleva años encerrada entre cuatro paredes y según palabras de Antón, “no hay un solo político del color que sea que haga algo por nosotros, porque no les interesamos. A nivel político no influimos en las elecciones así que no existimos”, afirma Antón.
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